CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Medio Oriente

Más de 130 reservistas israelíes firman una carta negándose a combatir en Gaza y el Líbano

Por Zeena Saifi

(CNN) -- Cuando Hamas atacó el sur de Israel el 7 de octubre del año pasado, el reservista Yotam Vilk no fue llamado al servicio militar, sino que se presentó voluntariamente para ir a luchar. Desde entonces, ha pasado más de 230 días sirviendo con las fuerzas israelíes en Gaza.


Afectó todos los aspectos de su vida. Y ahora se niega a volver a hacerlo.

"El 7 de octubre, no dudé... porque mataron y secuestraron a mi gente y comprendí que era necesario salvarlos, y sigue siendo necesario salvarlos, algo que el Gobierno israelí no parece considerar urgente", declaró a CNN en una entrevista telefónica.

Tras completar su segunda ronda de servicio de reserva en Gaza este verano boreal, decidió que se negaría a volver si se lo pidieran. Creía que la acción militar estaba justificada en algunos casos, pero que solo debía utilizarse como herramienta para alcanzar soluciones diplomáticas que condujeran a la paz.

No creía en la voluntad del Gobierno para lograrlo, a pesar de que "la destrucción en Gaza es cada vez más dura, las vidas de los palestinos son cada vez más duras y las vidas de los rehenes israelíes son cada vez más duras".

El 9 de octubre, Vilk, junto con otros más de 130 reservistas israelíes, firmó una carta abierta al primer ministro, Benjamin Netanyahu, y al ministro de Defensa, Yoav Gallant, en la que afirmaba que se negaba a prestar servicio a menos que se firmara un acuerdo para poner fin a la guerra y traer de vuelta a los 101 rehenes que aún permanecen en Gaza.

publicidad

Para algunos de nosotros, la línea roja ya se cruzó, y para otros, se acerca rápidamente: el día en que, con el corazón roto, dejaremos de presentarnos al servicio", decía la carta.

La "línea roja" de Vilk se cruzó, pero no fue una decisión fácil de tomar.

Por un lado, al negarse a servir, pensaba que estaría abandonando a los rehenes y dejando a Hamas al mando en Gaza, algo que, en su opinión, empeora la vida de los palestinos.

Max Kresch sirvió casi 70 días en la frontera entre Israel y el Líbano y siente que el Gobierno israelí ha traicionado su confianza durante la guerra. (Crédito: Cortesía de Max Kresch)

Por otro, si no se negaba, temía servir en una guerra que acabaría en otra ocupación israelí de Gaza, de la que no quería formar parte.

A pesar de que Netanyahu declaró que no habría reasentamientos en Gaza, Vilk dijo que el apoyo del Gobierno a la expansión de los asentamientos en la Ribera Occidental le hacía dudar de sus intenciones. El gabinete de Netanyahu incluye ministros de extrema derecha que han pedido asentamientos israelíes en Gaza.

"Me han puesto en una situación horrible... Me siento traicionado por mi propio Gobierno", afirmó.

Y no es el único.

Max Kresch sirvió en la frontera de Israel con el Líbano durante 66 días después del 7 de octubre. Las hostilidades en la región fronteriza se intensificaron cuando el grupo militante libanés Hezbollah prometió apoyar a Hamas en Gaza. Ahora, Kresch dice que ya está harto. Cuando regresó a su casa de Jerusalén a finales de diciembre, dice que le costó mucho readaptarse y cayó en una profunda depresión.

Servir fue muy difícil para él, dijo Kresch, porque la atmósfera se sentía muy "religiosamente militarista".

"Una parte muy significativa de la gente con la que estaba se sentía religiosamente inspirada para luchar en esta guerra, lo que me resultaba extremadamente incómodo", afirma.

Recordó que un soldado le dijo que creía que era una mitzvah, o deber religioso judío, matar palestinos en Gaza, incluidos niños, "porque crecerían y se convertirían en terroristas".

Un reservista que sirvió en Gaza durante más de 130 días le dijo a CNN que se niega a regresar porque no cree que deba seguir órdenes cuando son perjudiciales y peligrosas. (Crédito: Obtenido por CNN)

El ministro de Seguridad Nacional de Israel, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, expresó sentimientos similares. Kresch dijo que le parece "aterrador" que Ben Gvir tenga una voz importante en el país que resuene en mucha gente.

A pesar de que algunos compañeros tenían opiniones extremas que eran "muy difíciles de escuchar y tolerar", Kresch creía que eran buenas personas, por lo que la decisión que tomó fue muy difícil, y solitaria.

Al firmar la carta, no intenta disuadir a otros de servir, dijo, sino apoyar a los que ya han decidido no hacerlo.

Temores ante una "guerra eterna”

Las preocupaciones de Kresch llegaron a su punto álgido cuando Israel cumplió un año desde el ataque del 7 de octubre, un hito que él consideró la gota que colmó el vaso.

"Llevamos un año, y todavía no hemos logrado un acuerdo de rehenes... pero hacer un acuerdo no va a significar que esté bien y de repente esté listo para regresar.

La gota que colmó el vaso ya se derramó. Se necesita mucho más para sanar eso", dijo.

Otro reservista de 28 años, que pidió permanecer en el anonimato porque no quería que las familias de los soldados que murieron se sintieran traicionadas por su decisión de negarse, sirvió en Gaza durante más de 130 días. Él también sintió el peso del aniversario.

"La presión militar es abrumadora desde hace algo más de un año, y no creo que más acciones militares vayan a cambiar la situación", declaró a CNN.

Al igual que Kresch y Vilk, creía que era necesario luchar contra Hamas el 7 de octubre, pero ¿con qué fin?

"Siempre podemos seguir bombardeando Gaza... Ni siquiera hablaré del costo civil, porque la gente en Israel se cierra en bloque cuando hablamos de ello. Pero sí del costo utilitario. No tiene sentido librar una guerra que podría durar para siempre", afirmó.

La "guerra eterna" se convirtió en un eslogan utilizado por los opositores a Netanyahu para describir lo que consideran su deseo de mantenerla para su propio beneficio político. Netanyahu prometió que Israel "seguirá luchando" hasta que sus enemigos sean derrotados, los rehenes sean devueltos y los israelíes puedan regresar a sus hogares en el sur y el norte.

El mes pasado, las fuerzas israelíes invadieron el sur del Líbano para iniciar la "siguiente fase" de la guerra contra Hezbollah.

Este reservista de 28 años es de una ciudad del norte de Israel que ha sido alcanzada por cohetes de Hezbollah durante el último año. Cree firmemente que Israel debe perseguir al grupo militante libanés respaldado por Irán, pero teme que ello desvíe la atención de Gaza y de la recuperación de los rehenes.

Kresch, que sirvió en la frontera el año pasado, creía entonces que Hezbollah era una amenaza que había que disuadir. Pero ahora, cree que Netanyahu ha "aprovechado" el trauma colectivo de Israel "para obtener beneficios políticos".

“No hay lugar para negativas”

No es la primera vez desde los atentados de Hamas que los reservistas declaran su negativa a servir. Ya en mayo, más de 40 reservistas firmaron una carta después de que las fuerzas israelíes invadieran la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza.

Pero para esta nueva carta, ese número se ha más que duplicado, y lo que está en juego es mucho mayor, ya que Israel libra una guerra en múltiples frentes.

La ministra de Transporte, Miri Regev, en declaraciones a Kann News, pidió que se detuviera a los firmantes.

"No hay lugar para negativas en las fuerzas. Ni de la derecha ni de la izquierda", dijo.

Pocos días después de la publicación de la carta, Kresch declaró a CNN que recibió una llamada del oficial responsable de llamar a filas a los reservistas de su unidad. El oficial le pidió que se retractara de lo que había dicho o se comprometió a no volver a llamarle a filas, dijo Kresch.

"Fue una especie de conversación del tipo 'tú no estás rompiendo conmigo, yo estoy rompiendo contigo', con un toque de 'todavía podemos arreglar esto'", recordó Kresch.

Max Kresch, de 28 años, emigró a Israel desde Estados Unidos hace 10 años. Dijo que no conocía la realidad de la vida y la ocupación hasta que cuestionó las narrativas con las que creció. (Crédito: Cortesía de Max Kresch)

"Dije que mantenía lo que había firmado... por lo que a mí respecta, esto no se puede arreglar con Netanyahu y quienquiera que venga después tendrá mucho trabajo para reparar la confianza rota", dijo Kresch.

Vilk dice que recibió una llamada del comandante de su brigada una semana después de que se publicara la carta, amenazándole con destituirle de su cargo.

Fue comandante adjunto de compañía en Gaza y, a pesar de negarse a prestar servicio, sigue ocupando ese puesto. Vilk dijo que el comandante de la brigada alegó que no se le permitía hablar en contra del Gobierno, porque era una violación de las órdenes de las fuerzas.

"Todavía no sé cómo se desarrollará", dijo Vilk a CNN, añadiendo que no le preocupaban las repercusiones.

"Me preocupan más mis decisiones morales, mi bienestar y mi capacidad para mirar atrás y creer que tomé las decisiones correctas y que estaba en el lado correcto de la historia", afirmó.

El reservista, de 28 años, dijo que siente lo mismo. No esperaba que la carta cobrara impulso, y solo confiaba en que sirviera para algo.

"Mi conflicto no es en absoluto con la gente que decide ir... se trata de seguir órdenes cuando ayudan a nuestro país y cuando nos ayudan a salvar vidas, y no seguir órdenes cuando no es necesario porque son perjudiciales y peligrosas", dijo.

"La guerra es algo malo. Debemos intentar que sea lo más corta posible. Y ahora mismo, parece que la guerra se ha convertido en el objetivo de nuestros líderes, no está sirviendo a ningún propósito, es el propósito mismo".