Las nuevas prótesis: un homenaje al cuerpo
(CNN) — La mayoría de las personas tiene dos piernas. Aimee Mullins tiene 28.
Los 14 pares de piernas prostéticas de Mullins son más que aparatos médicos. Son esculturas utilizables, armas secretas, y el pasaporte para aceptar y mostrar lo que la hace superficialmente diferente: no tener piernas de carne y hueso debajo de las rodillas.
Durante sus estudios universitarios en Georgetown, Mullins fue la primera persona con amputaciones en competir en los eventos de pista de la NCAA Division I. Rompió récords mundiales en tres eventos de pista y campo durante los Paralímpicos de 1996, ha sido modelo en la pasarela de Alexander McQueen y protagonizó la cinta vanguardista Cremaster 3.
Pero también está al frente del movimiento que redefine lo que un reemplazo de miembro puede ser: no un reemplazo de algo perdido, sino un complemento, una mejora. Las piernas diseñadas a la medida, con las cuales rompió récords, están moldeadas con base en las patas traseras de un guepardo y no tienen la apariencia de piernas humanas. Las que utilizó en la pasarela están hechas de madera tallada. Durante el rodaje de la cinta, el par estaba hecho para lucir como de tierra recién labrada.
“Espero que ahora muchas más personas estén llegando a la parte importante del viaje que los llevará a celebrar su cuerpo y a elegir su propia identidad”, dijo Mullins. “No necesitan quedarse en ese lugar donde hay dudas e incertidumbres, ni sentirse menos”.
Una nueva generación de prótesis, particularmente las de reemplazo de piernas, permiten a las personas con una amputaciones mostrarse como “la persona con la asombrosa pierna de cromo”, en lugar de ser “la persona con discapacidad que perdió una pierna”.
Estos miembros, al mismo tiempo que restablecen una función física como caminar o ponerse de pie, también ofrecen a las personas que perdieron una extremidad la oportunidad de personalizar y cambiar de accesorios de la misma manera en la que una fashionista pudiera cambiarse el color del cabello o los zapatos, o que un atleta cambia sus botas de explorador por tenis para correr. Están fabricadas para inspirar admiración, no lástima.
Durante la mayor parte de la historia moderna, las prótesis que se utilizaban imitaban la forma y apariencia del miembro perdido. En el último siglo, las partes hechas de madera, marfil y acero han dado paso al caucho y varios tipos de plásticos que intentan imitar la piel humana en tonos y texturas. Pero muchos no parecían reales, ya que daban una apariencia muy transparente, hundiéndose en el “misterioso valle”, un término de la robótica que intenta explicar por qué los robots con apariencia humanoide son más espeluznantes en comparación con sus primos hechos enteramente de metal.
Los avances tecnológicos y la nueva actitud hacia lo que constituye una discapacidad han permitido una visión más amplia de cómo deben verse las prótesis.
A Peggy Chenoweth, de 36 años, le fue amputado desde el tobillo de la pierna izquierda luego de que un monitor de una computadora le cayó encima y le destrozó el pie en 1998. Durante 5 años, pasó por diversas cirugías, infecciones y dolor mientras los médicos intentaban restaurar la función del pie. Tomar la decisión de que le amputaran el miembro y se lo sustituyeran con una prótesis fue la decisión más difícil de su vida, comenta Chenoweth.
“Primero me daba miedo el dolor que vendría debido a la cirugía; luego me dio miedo que no me fuera posible usar una prótesis”, dijo Chenoweth. “Pensé que terminaría siendo una persona totalmente diferente. Pensé que lo que había soñado para mi vida jamás podría cumplirlo porque no tenía pie”.
Pero Chenoweth ha continuado con una vida feliz y plena junto a su hijo de 5 años y su esposo. Ha practicado escalamiento de rocas, participado en una carrera en contra del cáncer de mama, y está entrenando para un triatlón. Es una bloguera activa, trabaja como social media manager y es voluntaria del grupo escolar de su hijo.
Durante los primeros años después de obtener su prótesis (en 2003), Chenoweth siempre tapaba los compuestos de plástico y metal con una cubierta flexible hecha para imitar la apariencia de la piel. Pero su actual prótesis tiene gotas de metal tatuadas sobre la cuenca plástica, lo cual ha reforzado su confianza sobre su apariencia.
“Durante años intenté que hicieran juego, ya que era muy importante para mí que se pareciera a mi otra pierna”, dijo Chenoweth. “Pero no es mi otra pierna, y está bien. No he vuelto a usar las cubiertas cosméticas”.
Chenoweth también tiene una pierna de fibra de carbón que decora con luces navideñas durante las fiestas. Robby adora ponerle estampas para darle un toque personal.
“Las personas van a mirarla de todas formas, así que lo mejor es hacer de ella una extensión de quién soy yo”, añadió Chenoweth.
Bespoke Innovations, una compañía dedicada a fabricar paneles para prótesis personalizados, busca facilitar la libre expresión. El diseñador industrial Scott Summit fundó la compañía en 2010.
Bespoke Fairings, los paneles que fabrica la compañía, están diseñados para evocar a un lujoso auto o el patrón de los rayos del sol pasando a través de tres hojas. Pueden fabricarse de polímero, nylon, cuero o cromo, y su forma imita algunos de los contornos del miembro faltante.
Summit dijo que ha visto cambios dramáticos en la forma en que la gente que ha sufrido amputaciones se percibe a sí misma y a sus miembros antes y después de haberse probado los personalizados.
“Vimos a una mujer que era muy introvertida, y de pronto se transformó en alguien muy extrovertida”, comentó Summit. “Comenzó a usar faldas, aunque antes no comentaba que tenía un miembro amputado. Buscaba usar bellas botas de cuero italiano en lugar de una prótesis tradicional con un montón de varillas y ajustes y acoplamientos mecánicos”.
Los paneles que la empresa produce, Bespoke Fairings, son lujosos y cuestan entre 4,000 y 6,000 dólares. Las prótesis en general pueden costar entre 5,000 y 50,000 dólares. Summit espera que los costos bajen a medida que la tecnología mejore y se convierta en algo menos costoso. Hasta ahora la compañía, localizada en San Francisco, ha fabricado cerca de 100 carenados.
Nadie elige perder un miembro, pero tener la opción de decidir cómo te verá el mundo después es esencial, dice Mullins, modelo y atleta.
“Es absolutamente esencial para el papel que juega la identidad en esto. Definitivamente debemos elegir la nuestra, hacerla y rehacerla”, dijo Mullins. “La liberación que viene al abandonar la necesidad de vernos como todos los demás es algo que deseo para todos”.