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Donald Trump

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Putin no es el maestro del control que muchos creen que es

Por Sarah Lain

Nota del editor: Sarah Lain es investigadora en estudios de Rusia y Eurasia en el Royal United Services Institute de Londres. Las opiniones expresadas en este artículo son de su propia responsabilidad.

(CNN) -- La trama parece crecer cada día en Washington.

Supimos esta semana que se celebró una segunda reunión, no revelada, entre el presidente Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin, durante la cumbre de este mes del G20 en Alemania.

También supimos recientemente que en el 2016, Donald Trump Jr. se reunió con una abogada rusa que afirmaba tener información perjudicial sobre Hillary Clinton útil para la campaña presidencial de Trump.

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Y en una entrevista con el New York Times, el presidente lanzó un extraño ataque contra el secretario de Justicia, Jeff Sessions, a quien Trump ha criticado por dejar de lado la investigación sobre una posible complicidad rusa con la campaña Trump tras no revelar una reunión con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergey Kislyak.

Vladimir Putin, presidente de Rusia. (Crédito: SERGEI KARPUKHIN/AFP/Getty Images)

La aparentemente constante falta de detalles y la presunta ruptura de protocolo aumenta la sospecha de que Trump y Putin tienen un plan maestro para arreglar la relación entre Estados Unidos y Rusia, posiblemente a expensas de la seguridad europea o de negocios lucrativos. Las contradicciones y retrocesos de los miembros del equipo Trump (en particular el cambio de historia del joven Trump sobre el propósito de la reunión del 2016) se suma a la falta de confianza que a su vez alimenta la suposición de que algo más siniestro está ocurriendo entre bastidores.

Aunque comprensible, la interminable cobertura de los medios de comunicación estadounidenses de la intriga también le está haciendo un favor a Putin, mostrando una pérdida de fe en los procesos democráticos y añadiendo al pánico que la élite liberal está perdiendo el control de Estados Unidos.

Las señales de la influencia rusa en las elecciones estadounidenses son claramente de gran preocupación. Pero la especulación constante y la ira sobre hasta qué punto va la relación entre Trump y Putin sólo añadirá peso a la proyección del poder de Rusia en los asuntos internacionales y aumentará la mitificación de Putin como un maestro del control. Crean la impresión de que la democracia estadounidense está en crisis como resultado directo de una entidad política extranjera aparentemente todopoderosa.

Es inmensamente frustrante que Trump esté jugando con las reglas de las "noticias falsas" rusas, descartando cualquier verdad que no le guste.

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Parte de la dificultad viene de no saber exactamente lo que se ha dicho en los intercambios entre Trump y Putin, por lo que se suma a la especulación de que se está haciendo algunas movidas tras bambalinas.

Lo obvio sería el levantamiento o el alivio por parte de Trump de las sanciones estadounidenses a Rusia. En la segunda reunión en el G20, se discutió la prohibición de la adopción de niños rusos, la respuesta de Rusia a la Ley Magnitsky del 2012, que impuso sanciones a personas que se cree son responsables de la muerte de Sergei Magnitsky, un abogado ruso que murió en prisión tras descubrir un escándalo de corrupción.

El exasesor de seguridad de Trump, Mike Flynn, también había discutido las sanciones con Kislyak, algo que Flynn había negado originalmente.

Sin embargo, está claro que la relación entre Rusia y Estados Unidos no ha sido restablecida fácilmente y las sanciones aún no pueden ser levantadas. Ha habido algunas señales de frustración en el lado ruso en torno a esto. Putin mostró moderación en diciembre al no responder cuando Estados Unidos expulsó a 35 diplomáticos y se apoderó de dos propiedades utilizadas por diplomáticos rusos, probablemente porque había la opinión de que habría un cambio una vez que Trump estuviera en el poder.

El Ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, ha planteado de nuevo la cuestión recientemente. No sólo ha hablado de represalias si los activos no son devueltos, sino que también comparó las condiciones previas al retorno de las instalaciones como "robo a la luz del día", mostrando frustración por el hecho de que las sanciones relacionadas con la irrupción cibernética todavía estaban en pie.

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La investigación del FBI aún no está completa, pero puede arrojar luz sobre los lazos entre los dos hombres. Pero esto no es tanto sobre Putin y Trump, sino sobre las maneras en que, sobre todo a través de lazos financieros, podría haber tenido lugar la connivencia en todos los niveles.

Trump es, por supuesto, muy útil para Rusia. Pero la idea de que el Kremlin tenía un plan concreto y sabía que podía manipular a Trump en el momento en que estuviera en el poder se ha exagerado y le da crédito a un Putin con más poder e influencia de lo que tal vez incluso él cree.