El primer ministro de Japón, Naoto Kan, anunció este martes que renunciará a su sueldo hasta que la crisis nuclear haya terminado en el país. También dijo que revisará la política energética y considerará otras fuentes de energía como la eólica y la solar.
Kan señaló que renunciará a su sueldo, que como primer ministro recibe de 1.636.000 yenes por mes (20.200 dólares mensuales), pero seguirá recibiendo su salario como legislador.
El anuncio del primer ministro se da este martes, día en que a unos 100 residentes evacuados de una zona cercana a la planta nuclear de Fukushima Daiichi, se les permitió regresar a su casa en una breve visita para recoger sus pertenencias. Después de colocarse los trajes especiales para protegerse contra la radiación, los residentes tendrán permiso para regresar a sus hogares en la aldea de Kawauchi, dijeron las autoridades.
Sólo se les permitió llevar una pequeña bolsa y permanecer en sus casas durante dos horas. Para algunos, ésta fue la primera vez que estuvieron en casa desde el 22 de abril, cuando el gobierno japonés emitió la evacuación obligatoria de un área de 20 kilómetros alrededor de la planta nuclear.
“Dejé mi medicina a pesar de que tengo una enfermedad crónica. Tengo que conseguirla”, dijo un japonés a la cadena pública NHK.
También dejó atrás a sus mascotas.
Los residentes podrán regresar y tener a sus mascotas en un futuro próximo, dijeron los funcionarios. Después de dos horas en sus hogares, los residentes fueron trasladados a una base para someterse a los exámenes de sustancias radiactivas.
Los sistemas de refrigeración en Fukushima Daiichi, a unos 240 kilómetros al norte de Tokio, quedaron destruidos por el devastador tsunami que golpeó la costa del Pacífico de Japón después de un terremoto el 11 de marzo.
El desastre provocó el peor accidente nuclear después de Chernóbil, ya que los núcleos de los reactores 1-3 se sobrecalentaron y arrojaron grandes cantidades de contaminación radiactiva en la zona circundante.
El desastre ha llevado a evacuaciones obligatorias de alrededor de 78.000 personas que viven dentro de los 20 kilómetros cerca de la planta. Las personas que viven a 10 kilómetros de distancia —unas 60.000 más— deben permanecer encerradas.
Junko Ogura y Yoko Wakatsuki contribuyeron con este reportaje.