(CNN) – Los científicos saben desde hace tiempo que nuestros cerebros necesitan dormir para revisar los eventos del día y transferirlos a recuerdos de más largo plazo. Se suele decir a los estudiantes que preparen sus exámenes una noche antes de presentarlos para maximizar su recuerdo del material al día siguiente.
Sin embargo, el modo exacto en el que el cerebro guarda nuestros recuerdos es poco conocido.
Ahora, por primera vez, diminutos microelectrodos implantados dentro de los cerebros de dos personas con epilepsia han revelado cómo las neuronas del cerebro se activan durante el sueño para “reproducir” nuestros recuerdos a corto plazo y así poder llevarlos a un almacenamiento más permanente. El estudio fue publicado este martes en la revista Cell Reports.
“Este estudio es fascinante”, comentó el Dr. Richard Isaacson, quien dirige la Clínica de Prevención del Alzheimer en Weill Cornell Medicine y New York-Presbyterian Hospital.
“A pesar de décadas enteras de investigación, aún no está claro cómo se guardan los recuerdos ‘a corto plazo’ para convertirse en recuerdos ‘a largo plazo’ que pueden traerse a la memoria posteriormente”, explicó Isaacson, quien no participó en el estudio.
“Utilizar una interfaz de cerebro-computadora es una forma emocionante de estudiar la memoria, ya que puede registrar patrones de actividad de las células cerebrales y luego buscar esos patrones exactos más adelante”, agregó.
Observando neuronas individuales
El estudio se realizó en BrainGate, un consorcio de investigación académica conformado por la Universidad de Brown, la Universidad de Stanford y la Universidad Case Western Reserve.
Braingate ha dedicado la última década, o incluso más, a desarrollar interfaces cerebro-computadora que permiten a las personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y otras enfermedades neurológicas, con lesiones cerebrales o pérdida de extremidades usar sus señales del cerebro para mover cursores de computadoras, brazos robóticos y otros dispositivos de asistencia con el objetivo comunicarse y controlar su mundo.
“Las neuronas son minúsculas. Tienen el tamaño de aproximadamente 10 micrómetros”, indicó la autora del estudio y neurocientífica computacional Beata Jarosiewicz. “Y los macroelectrodos que están aprobados para el uso en humanos, como los electrodos de estimulación cerebral profunda, son demasiado grandes para registrar la actividad individual de cada neurona”, añadió.
Pero en Braingate, los cirujanos implantaron una serie de electrodos diminutos en la parte superior del cerebro de dos personas con parálisis sensorial y motora, lo que permitió a los individuos simplemente “pensar” en mover su mano en una dirección. Al mapear la forma en que las neuronas se comportan durante el pensamiento, el decodificador puede traducir dicho pensamiento al habla o a la acción a través de prótesis adjuntas y dispositivos robóticos de asistencia.
“Las diferentes neuronas tienen distintas direcciones (del movimiento) preferidas”, dijo Jarosiewicz, quien fue profesora asistente de investigación en BrainGate durante el tiempo del estudio.
“Algunas aumentan sus tasas de actividad cada vez que la persona quiere mover su mano hacia arriba; otras cuando la persona quiere moverse hacia la derecha o hacia la izquierda”, señaló. “Y podemos determinar por el patrón de activación en todas las neuronas en qué dirección la persona busca mover su mano”.
Jugando a “Simón dice”
En el estudio, a las dos personas con los dispositivos implantados se les pidió que tomaran una siesta en la cual se registró su actividad neuronal como punto referencia. Luego, cada uno participó en un juego de secuencia inspirado en el exitoso modelo electrónico “Simón dice” de los años ochenta, en cual las personas deben repetir el mismo orden de movimientos ligeros que el juego acababa de mostrar.
En lugar de mover los brazos para seguir a Simón, por supuesto, los dos participantes utilizaron sus mentes para repetir el patrón del juego mientras su su actividad neuronal era grabada. Finalmente, se les pidió a los dos que descansaran y durmieran la siesta.
Los resultados mostraron que durante esas siestas la actividad neuronal fue idéntica a la registrada mientras estaban jugando. Esto significaba que sus cerebros continuaban jugando a “Simón dice” incluso después de estar dormidos, reproduciendo los mismos patrones a nivel neuronal.
“Entender completamente cómo se guarda un recuerdo en el cerebro puede ayudar a desbloquear secretos para una función cognitiva óptima”, destacó Isaacson, quien es miembro de la Fundación de Investigación del Cerebro McKnight, la cual financia estudios sobre nuevos tratamientos y prevención de enfermedades neurológicas.
El uso de tal tecnología para estudiar los movimientos cerebrales durante el sueño es la razón por la que “este estudio no tiene precedentes”, señaló Jarosiewicz. “No existen muchos escenarios en los cuales una persona tenga una serie de múltiples electrodos implantada en su cerebro, en la que los electrodos son lo suficientemente pequeños como para poder detectar la actividad de las neuronas individuales”, completó.
El procedimiento es evidentemente inusual. De hecho, Braingate solo ha implantado 12 dispositivos de este tipo en la historia del trabajo del consorcio, dijo Jarosiewicz.
“Esto respalda la noción de que para optimizar la función de la memoria y el aprendizaje, las personas deben priorizar las actividades relajantes –lo que es más importante un sueño adecuado– para mantener nuestros ‘motores’ funcionando al máximo rendimiento”, indicó Isaacson
Existen algunos dispositivos de monitoreo en el hogar, apuntó Isaacson, como los relojes y anillos, que afirman rastrear diferentes etapas del sueño que pueden ser más importantes para la consolidación de la memoria.
Con suerte, dijo, “los estudios futuros ayudarán a aclarar en qué etapas específicas del sueño (sueño profundo, sueño de movimientos oculares rápidos) se repite la memoria con mayor frecuencia”.