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Nota del editor: Kate Andersen Brower es autora de “First Women: The Grace and Power of America’s Modern First Ladies” y “The Residence: Inside the Private World of the White House”. Brower trabajó como periodista en la oficina de Bloomberg News en Washington, de 2006 a 2012. Los comentarios expresados aquí pertenecen a la autora. Lea más artículos como este en cnne.com/opinion

(CNN) – El presidente Donald Trump no hubiera tenido forma de comprobar si había llegado a los votantes indecisos en EE.UU. hasta la segunda noche de la Convención Nacional Republicana. Con su discurso emotivo y sentido, Melania Trump demostró que se puede interpelar a personas más allá de la base de su esposo, refiriéndose a la pandemia que ha asolado al país.

En los primeros momentos de su intervención en la apertura, la primera dama habló con delicadeza sobre el enorme costo humano de la crisis sanitaria. “Desde marzo, nuestras vidas han cambiado drásticamente”, dijo. “Mi más sentido pésame para todos los que han perdido a un ser querido”. Dijo que ora por los que están enfermos y que quiere que sepan que “no están solos”. Melania también dijo que ella y su esposo se inspiran en las personas que se despiertan todos los días con el objetivo de mantener a sus familias. “Ustedes son la columna vertebral de este país”.

“Me ha conmovido la forma en que los estadounidenses se han unido en una situación tan desconocida y a menudo aterradora”, dijo a una pequeña audiencia sentada en el recientemente renovado jardín de las rosas, mientras su esposo miraba. Aparentemente, el ala oeste no intervino y ella estuvo muy involucrada en su redacción. Quizás quería mayor control sobre su alocución de la que tuvo hace cuatro años cuando, en la Convención Nacional Republicana de 2016, partes de su discurso fueron sorprendentemente similares a los comentarios que hizo Michelle Obama en la Convención Nacional Demócrata de 2008.

Melania también pidió unidad, algo que no hemos escuchado de otros oradores en el cónclave republicano. Su secretaria y portavoz, Stephanie Grisham, dijo que “cada palabra” del discurso salió de la primera dama y que vinieron desde “el corazón”. De ser cierto, eso demostraría que Melania Trump es capaz de hacer algo que su esposo no puede: mostrar que el gobierno siente el dolor de las personas que sufren durante la pandemia y frente a la injusticia racial.

Sin embargo, hay que decir que por momentos el discurso sonó más a una despedida, en la que destacó su trabajo como primera dama, que a una intención genuina por mantener a su esposo en la Casa Blanca.

Al final, habló más sobre su historia personal que sobre la presidencia de Trump. Creo que Melania ha sido la primera dama más reservada de la historia moderna, y el martes la conocimos más que en los últimos tres años y medio. Mencionó, por ejemplo, que al crecer en Eslovenia su objetivo era mudarse a Estados Unidos.

Sobre el cierre de su intervención, se refirió a los llamados a la justicia racial y adoptó un tono de sermón cuando pidió a los estadounidenses “detener la violencia y los saqueos en nombre de la justicia” y “tomar un momento” para analizar las cosas desde todas las perspectivas. Luego pidió a los medios de comunicación que se centraran en los problemas de adicción, una parte central de su campaña “Be Best”. “Si está luchando contra la adicción, no hay vergüenza en su enfermedad”, dijo. “Por favor busca ayuda, lo vales”.

Melania desempeñó un papel importante esta semana. Logró mostrar compasión y empatía, lo que su esposo lucha por hacer. No escuchamos ninguna historia personal sobre Donald Trump como padre de su hija Tiffany, quien pronunció un ardiente discurso partidista. Su hijo Eric estuvo a punto de mostrar la humanidad de su padre cuando terminó sus comentarios diciendo que el hermano de su padre, Robert, quien murió hace poco más de una semana, estaría orgulloso de él, y luego, dirigiéndose a su padre, le dijo: “Te amo mucho.” Pero eso fue todo. Hasta ahora, Melania es el único miembro de la familia Trump que ha hablado de manera convincente sobre el carácter de su esposo.

“No importa la cantidad de titulares de los medios negativos o falsos o los ataques del otro lado, Donald Trump no ha perdido ni perderá el enfoque en ustedes”, sostuvo.

Analicemos los dos ejemplos más recientes de primeras damas hablando durante las convenciones partidarias en nombre de la reelección de su esposo. Laura Bush habló sobre ver a su esposo, el presidente George W. Bush, lidiar con la Seguridad Nacional en un mundo posterior al 11 de septiembre. “Recuerdo estar sentada en la ventana de la Casa Blanca, mirando mientras mi esposo caminaba por el césped de abajo. Sabía que estaba luchando con estas decisiones agonizantes que tendrían consecuencias tan profundas para tantas vidas y para el futuro de nuestro mundo”.

Mientras que, en la Convención Nacional Demócrata de 2012, Michelle Obama trajo a colación lo que ella denomina el buen carácter constante de su esposo. “Es el mismo hombre que, cuando nacieron nuestras niñas, revisaba ansiosamente sus cunas a cada rato para asegurarse de que todavía respiraban, mostrándolas con orgullo a todos los que conocíamos… Ese es el hombre que veo en esos momentos a altas horas de la noche, encorvado sobre su escritorio, estudiando detenidamente las cartas que la gente le envía”.

Las primeras damas pueden tener un papel anacrónico, pero es uno que conlleva un poder enorme, el principal de los cuales es influir y humanizar a sus maridos. Este presidente, con una notable falta de empatía por las víctimas del nuevo coronavirus, necesitaba eso más que la mayoría. Creo que Melania cumplió mejor que cualquier otra persona podría haberlo hecho.

En una conversación publicada recientemente y grabada en secreto por Mary Trump, la sobrina del presidente, su propia hermana, Maryanne Trump Barry, dijo cosas terribles sobre su carácter. “Todo lo que quiere hacer es apelar a su base”, dijo. “No tiene principios. Ninguno. Ninguno. Y su base, quiero decir, Dios mío, si fueras una persona religiosa, querrías ayudar a la gente. No hagas esto”.

Hace 16 años, Laura Bush dijo sobre su esposo: “Puedes contar con él, especialmente en una crisis. Sus amigos no cambian, ni tampoco sus valores”. Melania hizo su propia versión de este mensaje, aunque sonó más a una excusa que a un elogio: “Todos sabemos que Donald Trump no guarda secretos sobre cómo se siente sobre las cosas… Te guste o no, siempre sabes lo que está pensando”.