Las condiciones en el noroeste de Siria son "aterradoras" tras el devastador terremoto de este lunes, según testigos presenciales.
El terremoto ha dejado "familias enteras muertas" y "supervivientes durmiendo en las calles bajo un frío glacial", han declarado a CNN.
El Dr. Mostafa Edo, director de la oficina local de la ONG estadounidense MedGlobal --que vive en Idlib desde hace tres años-- se pasó este lunes distribuyendo ayuda en hospitales de toda la región noroccidental de Siria.
Dijo que lo que hizo que este terremoto fuera especialmente aterrador fue lo mucho que duró.
"En el edificio donde vivo [en Idlib], mi vecino vive con sus padres, ambos discapacitados. No pudo salir de casa durante el terremoto porque tuvo que quedarse a su lado porque ellos no podían salir de casa. Tuvieron que permanecer en el lugar durante horas absolutamente horribles mientras se producían el terremoto y las réplicas", relató Edo.
Y añadió: "Uno de mis colegas, con el que he trabajado durante más de cinco años, murió hace unos dos años en ataques aéreos rusos. Hoy me he enterado de que toda su familia, su mujer y sus hijos, han fallecido hoy al derrumbarse su edificio".
Recursos limitados para tratar a los heridos: Edo dijo que muchos hospitales de la zona no están preparados para emergencias como ésta, y que su equipo distribuyó suministros a los hospitales que recibían el mayor número de pacientes. Sigue habiendo una gran demanda de suministros como placas ortopédicas utilizadas para tratar fracturas, pero que él y su equipo no pudieron encontrar suficientes para satisfacer esa demanda.
"Ahora mismo los hospitales están empezando a sufrir cortes de electricidad. Un gran número de hospitales, que dependían del suministro eléctrico de Turquía durante años, ahora tendrán que empezar a depender de generadores, que necesitan diésel", dijo Edo, añadiendo que las ciudades a las que viajó este lunes, entre ellas Harem, Darkush, Kafr Takharim y Tal Mileh, han sido "particularmente difíciles" porque los paramédicos no pueden utilizar maquinaria pesada para ayudar en las operaciones de rescate "debido al temor de que haya personas aún con vida bajo los escombros de edificios que se han derrumbado totalmente".
Khalil Ashawi, fotoperiodista afincado en Jindayris, en el noroeste de Siria, dijo que en los 10 años que lleva cubriendo la guerra en Siria no había presenciado escenas tan desastrosas como las de este lunes.
"Es un desastre. Los paramédicos y los bomberos están tratando de ayudar, pero, por desgracia, es demasiado para ellos. No pueden con todo", dijo Ashawi. "Han muerto familias enteras. De siete a ocho personas de la misma familia, todas desaparecidas. Este es el tipo de situaciones que estoy viendo y escuchando hoy", dijo.
"En estos momentos hace un frío que pela, y hay mucha gente durmiendo en la calle porque no tienen casas a las que ir", añadió Ashawi.
La familia de Ashawi reside en Turquía. Dice que su madre y su padre, que viven en Antakya, llevan desaparecidos desde el lunes por la mañana.
Más de 2.700 personas han muerto y miles más han resultado heridas tras el fuerte terremoto de magnitud 7,8 que sacudió Turquía y Siria en la madrugada del lunes. Las autoridades siguen actualizando la cifra de muertos mientras continúan las labores de rescate.