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Mira la destrucción de la represa Nova Kakhovka en Ucrania que podría dejar graves consecuencias
02:24 - Fuente: CNN

(CNN) Nadejda Chernishova respira aliviada al bajarse de un bote inflable, momentos después de que la rescataran de su casa inundada en la ciudad de Jersón, Ucrania.

“Ahora no tengo miedo, pero mi casa daba terror”, dice esta jubilada de 65 años. “No sabes hacia dónde va el agua, y venía de todas partes”.

Su hogar, ubicado en uno de los distritos más bajos de Jersón, se inundó tras la destrucción este martes de la represa de Nova Kakhovka, a 58 kilómetros río arriba del Dnipro, en la Ucrania ocupada por Rusia.

“El agua subió en un segundo”, añadió. “Esta mañana no había nada”.

Chernishova dejó atrás la mayor parte de su mundo pequeño, llevando consigo solo lo que pudo reunir: dos maletas y su posesión más preciada.

“Esta es mi gata Sonechka, una belleza”, dijo, levantando la tapa de un contenedor pequeño y mostrando a un animal asustado. “Tiene miedo, es una gata doméstica que nunca ha estado fuera”, explicó.

Chernishova hace parte de los cientos de personas que las autoridades ucranianas están evacuando en Jersón, donde el agua se ha extendido por varias manzanas y ha alcanzado el centro de la ciudad, aislando algunas zonas por completo.

Nadejda Chernishova, de 65 años, dijo que el nivel del agua subió demasiado rápido y ella no pudo salir de su casa por su cuenta.

“A los civiles los están evacuando del distrito de Karobel. Más de 1.200 personas ya han sido evacuadas de esta zona [este martes]”, dijo a CNN el jefe de la administración militar de la región de Jersón, Oleksandr Prokudin, desde el lugar de los hechos.

Prokudin, quien ha supervisado las labores de rescate en pueblos y ciudades aguas abajo de Nova Kakhovka, enfatizó en que la operación se ha vuelto más difícil a medida que pasa el tiempo, pues las aguas de la inundación siguen subiendo.

“Si por la mañana podíamos hacerlo con autos, luego con camiones, ahora vemos que los coches grandes ya no pueden pasar”, explicó. “El agua ha subido tanto que ahora estamos utilizando barcos. Alrededor de ocho barcos de varios tipos están trabajando en estos momentos para evacuar a la gente de la zona”, completó.

CNN pudo observar la velocidad a la que seguía subiendo el agua, que penetró una manzana en la ciudad en menos de una hora. El caudal aumentaba visiblemente a simple vista.

Kyiv y Moscú han intercambiado acusaciones sobre la destrucción de la represa, pero ninguna de las partes ha aportado pruebas concretas de que la otra sea culpable.

En una ciudad que está en la primera línea como Jersón, donde los bombardeos son constantes, la subida del agua representa un peligro más.

“Se trata tanto de un elemento acuático como de un peligro de minas, porque las minas flotan aquí y esta zona está constantemente bajo fuego”, explicó Prokudin. Se oían salvas de artillería de forma intermitente, pero las operaciones de búsqueda y rescate continuaban, y los soldados y el personal de primera línea no se inmutaban por los constantes estruendos.

“Trabajaremos las 24 horas del día, los equipos de rescate no descansarán. Cambiaremos turnos y sacaremos a la gente si es necesario”, añadió.

La numerosa presencia de soldados y socorristas contrasta con el escaso número de habitantes de Jersón en las calles. Muchos huyeron cuando Rusia invadió la ciudad por primera vez y, según las autoridades, la mayoría aún no ha regresado. Los que permanecen en la ciudad saben que deben refugiarse por la tarde, cuando suele aumentar el fuego de artillería ruso.

Chernishova levanta la tapa del contenedor para mostrar a su gata asustada, Sonechka, que, según ella, aún se encontraba en estado de shock.

“Aquí siempre es muy peligroso. Este puesto de control suele estar bajo los bombardeos”, dijo Produkin. “Se ve una multitud de gente y creo que el golpe se producirá pronto”.

Kyiv y Moscú han intercambiado acusaciones sobre la destrucción de la represa, pero ninguna de las partes ha aportado pruebas concretas de que la otra sea culpable. Aunque la responsabilidad del incidente sigue siendo tan turbia como las aguas llenas de escombros que ahora fluyen por el Dnipro, su impacto es mucho más claro.

Antes de que se derrumbara la presa, una posible ofensiva ucraniana a través del Dnipro hacia el lado ruso del río era improbable debido a la dificultad de cruzar el río. Ahora parece casi imposible. Ambas partes se han visto gravemente afectadas por el derrumbe, incluso más en el lado ruso, dejando el terreno en condiciones muy difíciles.

Mientras guarda sus pertenencias en un vehículo, Chernishova tiene muy claro a quién culpa, aunque Rusia lo niegue.

Los rusos “nos inundaron”, dice. “Todo se está hundiendo”.