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Cambio climático

Casi 62.000 personas murieron el verano pasado en Europa a causa del calor sin precedentes

Por Rachel Ramirez

(CNN) -- Casi 62.000 personas murieron en Europa por causas relacionadas con el calor el año pasado, durante el verano más caluroso del que se tiene registro en el continente, según un nuevo estudio, una prueba más de que el calor es un asesino silencioso y de que no se contabilizan todas sus víctimas.

El estudio, publicado este lunes en la revista Nature Medicine, revela que entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre del año pasado murieron en Europa 61.672 personas por enfermedades relacionadas con el calor. Italia fue el país más afectado, con unas 18.000 muertes, seguida de España, con algo más de 11.000, y Alemania, con unas 8.000.

Los investigadores también descubrieron que el calor extremo perjudicó de forma desproporcionada a las personas mayores y a las mujeres. De las casi 62.000 muertes analizadas, la tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 63% mayor en mujeres que en hombres. La edad también fue un factor importante, ya que el número de muertes aumentó significativamente entre las personas mayores de 65 años.

"Es una cifra muy grande", declaró a CNN Joan Ballester, epidemiólogo de ISGlobal y autor principal del estudio.

Eurostat, la oficina de estadísticas de Europa, intentó cuantificar el número de víctimas mortales de la ola de calor el año pasado contabilizando el exceso de muertes, es decir, cuántas personas murieron más que en un verano normal. Pero Ballester, que vive en España y sudó durante la ola de calor del año pasado, dijo que el estudio publicado este lunes era el primero en analizar cuántas muertes del verano pasado fueron causadas específicamente por el calor.

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Los investigadores analizaron los datos de temperatura y mortalidad entre 2015 y 2022 de 35 países europeos —que representan una población total de 543 millones de personas— y los utilizaron para crear modelos epidemiológicos para calcular las muertes relacionadas con el calor.

"Para mí, que soy epidemiólogo, sé qué esperar y (el número de muertes) no es sorprendente, pero, para la población general, es muy probable que esto sea asombroso", dijo.

La gente se sienta cubriendo sus cabezas del sol después de una versión reducida de la ceremonia del Cambio de Guardia que tuvo lugar fuera del Palacio de Buckingham, durante el clima caluroso en Londres, el lunes 18 de julio de 2022. (Foto: Matt Dunham/AP)

La gente se sienta cubriendo sus cabezas del sol después de una versión reducida de la ceremonia del Cambio de Guardia que tuvo lugar fuera del Palacio de Buckingham, durante el clima caluroso en Londres, el lunes 18 de julio de 2022. (Foto: Matt Dunham/AP)

La región ya ha visto este guion antes: una ola de calor sin precedentes provocó un exceso de más de 70.000 muertes en el verano de 2003. Según los científicos del estudio, aquella ola de calor fue un "acontecimiento excepcionalmente raro", incluso si se tiene en cuenta la crisis climática provocada por el hombre.

De acuerdo con los investigadores, la ola de calor de 2003 fue una llamada de atención. Demostró que Europa carecía en aquel momento de los preparativos necesarios para prevenir un siniestro masivo provocado por el calor, y puso de manifiesto la fragilidad del sistema sanitario de la región, sobre todo a medida que los fenómenos meteorológicos extremos se hacen más frecuentes e intensos.

Pero las conclusiones del estudio demuestran que ni siquiera los actuales planes de prevención europeos bastan para mantener el ritmo vertiginoso al que se producen las peligrosas olas de calor, que ponen aún más vidas en peligro.

"El hecho de que más de 61.600 personas murieran en Europa a causa del estrés por calor en el verano de 2022, a pesar de que, a diferencia de 2003, muchos países ya contaban con planes de prevención activos, sugiere que las estrategias de adaptación actualmente disponibles pueden seguir siendo insuficientes", afirmó Hicham Achebak, coautor del estudio e investigador de ISGlobal.

Aunque las cifras podrían haber sido peores sin los actuales planes de prevención del calor de la región, los autores advierten que el mundo solo va a ser más caluroso, y que sin planes de adaptación eficaces, Europa podría enfrentarse a más de 68.000 muertes prematuras cada verano para 2030, y a más de 94.000 para 2040.

"La aceleración del calentamiento observada en los últimos 10 años subraya la urgente necesidad de reevaluar y reforzar sustancialmente los planes de prevención", declaró Achebak.

Una lección para Estados Unidos

El estudio de este lunes muestra lo grave que puede ser el calor extremo como riesgo para la salud. En Estados Unidos, el calor mata a más estadounidenses que cualquier otra catástrofe meteorológica, y la crisis climática ha hecho que estos fenómenos extremos sean más mortíferos. Las muertes por calor han superado a las muertes por huracanes en el país en más de 8 a 1 durante la última década, según datos rastreados por el Servicio Meteorológico Nacional.

Sin embargo, las cifras de mortalidad por calor en Estados Unidos sugieren que mueren muchas menos personas por calor que en Europa. De acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), cada año mueren unas 700 personas por causas relacionadas con el calor.

David S. Jones, médico e historiador de la Universidad de Harvard, afirma que hay un par de explicaciones para que las estadísticas estadounidenses parezcan bajas: Estados Unidos podría estar subregistrando sus cifras, o el calor es más letal en Europa debido a la falta de aire acondicionado, o podría ser una combinación de ambas cosas.

Jones, que no participó en el estudio de este lunes, señaló que, por ejemplo, solo el 5% de los hogares franceses tienen aire acondicionado, frente a casi el 90% en Estados Unidos.

"También hay razones para creer que los lugares más expuestos al calor, como el sur de EE.UU., son en realidad menos vulnerables al calor que lugares como el noreste de EE.UU., Chicago o Europa", dijo Jones.

"Pero volvemos a la cuestión de si Europa informa con más precisión que Estados Unidos", dijo. "Hay gente que lleva décadas frustrada con la calidad de los datos sanitarios estadounidenses en general, no solo sobre el calor, sino sobre todo lo demás".

John Balbus, director en funciones de la Oficina de Cambio Climático y Equidad Sanitaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., afirmó que la cifra es menor porque los CDC solamente contabilizan a las personas cuyos certificados de defunción indican específicamente que el calor fue la causa de la muerte, en lugar de un factor contribuyente.

Un equipo de bomberos atiende a una mujer migrante que sufre un golpe de calor en la comunidad fronteriza de Eagle Pass, Texas, EE.UU., el 26 de junio de 2023. (Foto: Kaylee Greenlee Beal/Reuters)

Un equipo de bomberos atiende a una mujer migrante que sufre un golpe de calor en la comunidad fronteriza de Eagle Pass, Texas, EE.UU., el 26 de junio de 2023. (Foto: Kaylee Greenlee Beal/Reuters)

Un estudio realizado en 2020 reveló que las muertes relacionadas con el calor se subestimaban en 297 de los condados más poblados del país. Según los investigadores, los registros de mortalidad tienden a pasar por alto otras causas de muerte potencialmente relacionadas con el calor, como los infartos de miocardio.

Pero hay otras formas de saber cuántas personas se ven perjudicadas en EE.UU. por las olas de calor, cada vez más frecuentes. Balbus señaló que los CDC registran el número de personas que acuden a urgencias por enfermedades relacionadas con el calor.

El gobierno de Biden está trabajando en soluciones a corto plazo para el calor, dijo Balbus, como avisos más eficaces y conseguir que los aparatos de aire acondicionado lleguen a las manos de las familias con bajos ingresos.

Pero también tienen la vista puesta en el largo plazo a través de leyes recientes: plantar más árboles y espacios verdes en las zonas urbanas, lo que enfría el aire circundante; ofrecer a las comunidades ayudas para calles y tejados reflectantes; y trabajar para modernizar los códigos de construcción de modo que atrapen menos calor.

Con todo, Balbus afirma que, a medida que las temperaturas siguen subiendo, deberían dedicarse más fondos a estudiar y hacer un seguimiento de las repercusiones de la crisis climática en la salud.

"Hacemos lo que podemos con los recursos de que disponemos", afirmó Balbus. "Y podríamos hacer más con más capacidad, pero es algo que tiene retos científicos y requiere apoyo".