En medio de expresiones generalizadas de ira e indignación después de otra noche de fuertes ataques contra Odesa, los datos publicados por las fuerzas aéreas de Ucrania muestran nuevamente cómo tipos particulares de misiles rusos están resultando casi imposibles de derribar para las defensas aéreas ucranianas.
La fuerza aérea dice que Rusia disparó cinco tipos diferentes de misiles contra la ciudad portuaria durante la noche, y las defensas aéreas derribaron los cuatro misiles de crucero Kalibr y los cinco misiles de crucero Iskander K.
Por el contrario, las defensas de Ucrania no lograron interceptar ninguno de los cinco misiles de crucero Oniks y los tres misiles antibuque Kh-22 disparados contra la ciudad, además de dos misiles balísticos del tipo Iskander M.
Hablando la semana pasada, el portavoz de la fuerza aérea, Yurii Ihnat, explicó que la velocidad y la trayectoria de los misiles Oniks y Kh-22 los hacen muy difíciles de interceptar.
El misil Oniks, dijo, “está diseñado para destruir embarcaciones, barcos. Vuela a una velocidad de más de 3.000 km por hora, lo que significa que tiene una gran velocidad. Al ingresar al objetivo, el misil puede volar a una altitud de 10 a 15 metros sobre el agua para destruir el barco, lo que dificulta su detección y, en consecuencia, su derribo por parte de los medios de defensa aérea”.
Ihnat dijo que los métodos de guerra electrónica pueden tener cierto éxito contra estos misiles, obligándolos a cambiar de rumbo, pero lo que Ucrania realmente necesitaba eran más sistemas de defensa aérea como el Patriot de fabricación estadounidense y los sistemas SAMP-T europeos.