CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Política

OPINIÓN | Iowa es el faro del camino

Por Jorge Dávila Miguel

Nota del editor: Jorge Dávila Miguel es Licenciado en Periodismo desde 1973 y ha mantenido una carrera continuada en su profesión hasta la fecha. Ostenta posgrados en Ciencias de la Información Social y Medios de Comunicación Sociales, así como estudios superiores posuniversitarios en Relaciones Internacionales, Economía Política e Historia Latinoamericana. Es de nacionalidad cubana y ha recorrido casi todos los niveles y labores de su profesión, desde reportero hasta corresponsal extranjero en prensa plana y radial, así como productor ejecutivo en medios televisivos. Como columnista, Dávila Miguel ha sido premiado por la Asociación de Periodistas Hispanoamericanos y la Sociedad Interamericana de Prensa. Actualmente Dávila Miguel es columnista del Nuevo Herald, en la cadena McClatchy y analista político y columnista en CNN en Español.

(CNN Español) –– Este 15 de enero comienzan en Iowa las tradicionales asambleas partidarias republicanas, con la esperanza de que cumplan de nuevo con la magia de vaticinarnos quién podría ser el candidato que competirá con Joe Biden el martes 5 de noviembre.

Aunque no hay que ser un mago para saber quién ganará en Iowa: Donald Trump. El expresidente tiene una amplia ventaja sobre sus compañeros de partido y sigue siendo el líder de la derecha republicana. Hace falta un milagro para que no gane, incluso con los cuatro juicios que tiene encima. Porque Trump no se queda quieto. A principios de enero presentó un recurso judicial en Colorado contra su exclusión en la boleta electoral de 2024 y días después reclamó inmunidad en el Circuito de Apelaciones de Washington ante cualquier acusación penal relacionada con el ataque al Capitolio, con el argumento de que era presidente el 6 de enero del 2020 cuando ocurrió ese hecho. Dicho alegato puede llegar hasta la Corte Suprema de Estados Unidos, donde un veredicto, favorable para Trump lo libraría de juicios pendientes, aunque la Corte Suprema no está obligada a ocuparse del caso y podría simplemente dejar en vigor el fallo del tribunal de apelaciones. Así que habrá que esperar dicha sentencia y hasta la Convención Republicana, que comienza el 15 de julio, para ver si la magia de Iowa surtió efecto.

Y esto es ya una preocupación para demócratas, progresistas e independientes, que convergieron en el 2020 para derrotarlo. Aunque aquella coalición trajera en su semilla la manzana de la discordia en vez del olivo de la paz que prometió Biden en su discurso por la victoria días después de las elecciones del 3 de noviembre del 2020, cuando anunció que traería de regreso la unidad en el país. Dicha alianza inclinó a la administración Biden a ser más ideológica, más punzante en su conducta política. Algo parecido a lo que hizo Trump en su mandato, con sus manifestaciones populistas, ególatras, y a menudo falsas. Ambos nos alejaron del centro político, de los compromisos por el bien de Estados Unidos, y, como inevitable corolario, de la verdad. La izquierda progresista, con parte del timón en sus manos, sazonó ese alejamiento mediante su acostumbrado rigor ideológico, que no es un sinónimo de apego analítico a lo objetivo sino de un afecto inclemente y riguroso por su propia manera de pensar. Navegábamos ya con el viento de cola del posmodernismo, esa ideología filosófica que ha reducido la verdad --siempre ardua de encontrar— a una narrativa de los hechos, situando así a la opinión personal, partidista o social, como piedra de toque de lo cierto. Y ese viento de cola se convirtió en la tormenta casi perfecta del momento.

¿Y las elecciones del 2024?

Muy probablemente se producirá un enfrentamiento entre Biden y Trump, que la mayoría de los votantes en diversas encuestas ha rechazado. En algunos votantes encuestados en el caso de Biden influye el hecho de que a sus 81 años simplemente es demasiado mayor para enfrentar una nueva presidencia. En el caso de Trump, además de los 91 cargos judiciales que enfrenta, tiene que influir su constante parloteo sobre cualquier tema que enfrenta con su habitual narcisismo. La próxima elección será muy feroz. En las últimas tres semanas han salido reportes periodísticos que hablan de la real posibilidad de que Trump gane la presidencia en 2024, incluso que no influiría que Colorado le prohíba estar en la boleta presidencial.

Jim Messina, estratega demócrata que dirigió la reelección del expresidente Barack Obama, dijo a PBS que Trump muy bien podría derrotar a Biden en noviembre, incluso si el expresidente está en prisión. "Simplemente no lo sabemos", dijo Messina. "Todo el mundo sabe, especialmente yo, que estas elecciones serán muy, muy reñidas”.

Pero ¿qué quiere decir “muy, muy reñidas” en el contexto político actual de Estados Unidos. ¿Hasta dónde puede llegar la riña? Nunca he creído en la posibilidad de una “guerra civil” tan fabulada. La división nacional existente no es entre estados como los del norte y el sur en 1861, sino a lo largo y ancho de la nación: en las mismas ciudades, las mismas calles, los mismos vecindarios, unos más demócratas, otros más republicanos. Así que tendría que ser como una locura repentina que los vecinos empiezan a tirarse de los pelos mientras uno grita que defiende la libertad y otro vocifera que lucha por la democracia.

Lo que sí es muy probable es que ante tal incertidumbre electoral no se apliquen en 2024 las reglas tradicionales de la política. ¿Cuántas denuncias, acusaciones y maniobras sucederán o simplemente serán inventadas durante la contienda electoral en este país, donde constituían una respetada ceremonia por la democracia? Y eso, más que una guerra civil, podría seguir menoscabando la naturaleza de esta gran nación.