CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Honduras

Exlíder del cártel Los Cachiros se refiere a Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, como “mi socio”

Por María Santana, Gonzalo Zegarra

(CNN Español) -- “Mi socio”. Así se refería el exlíder del temido cártel de Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Maradiaga, cuando hablaba del entonces presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, según testificó este miércoles en la séptima jornada del juicio contra el exmandatario en Nueva York.

Rivera continuó con el testimonio que comenzó el martes, en el que afirmó que pagó US$ 250.000 a una hermana de Hernández para apoyar la campaña presidencial. Ante las preguntas de la Fiscalía, ofreció más detalles de sus actividades en el narcotráfico.

El testigo dijo que a inicios de 2014, poco después de que Hernández asumiera la presidencia, el cártel Los Valle estaba molesto con el nuevo mandatario, porque supuestamente había recibido dinero del clan y no estaba atendiendo sus pedidos ni respondía los llamados.

Análisis del juicio contra Juan Orlando Hernández en EE.UU. 5:20

Rivera afirmó que Arnulfo Valle, uno de los mayores capos de la época, actualmente condenado por narcotráfico, le confirmó el enojo y le pidió ayuda para cometer un magnicidio.

El testigo aseguró que no tenía intenciones de hacerlo, en parte porque para ese entonces ya tenía un acuerdo de colaboración con la Administración de Control de Drogas de EE.UU. (DEA, por sus siglas en inglés). Y agregó otra razón: “No estaba en mi pensamiento matar a mi socio”. Con ello, Rivera quiso referirse a los presuntos pagos que había entregado al entorno de Hernández tiempo atrás, supuestamente a cambio de protección para sus cargamentos de droga y por información sobre los operativos de seguridad.

publicidad

El exlíder del cártel afirma que, a través de un político, pudo enviarle un mensaje al presidente. El intermediario supuestamente le dijo en una llamada que Hernández estaba junto a él y escucharía por altavoz, pero que no hablaría.

Esto fue, según las palabras de Rivera, lo que dijo en la llamada: “Líder, ¿cómo está? Quiero aclararle un rumor que le ha llegado a usted, que Los Cachiros lo quieren matar. En ningún momento se ha cruzado por mi mente querer matarlo, recuerde, líder, que le he aportado por medio de los diputados, lo he estado apoyando para su campaña”.

En el contrainterrogatorio, los abogados de Hernández pusieron en duda esa presunta cercanía como para llamarlo “socio”, pero Rivera fue incluso más allá. “(Hernández) era un cachiro ya porque ya había tomado dinero del narcotráfico, de Los Cachiros”, respondió.

Los abogados, que se encargaron de repasar frente al jurado los principales crímenes del testigo, le preguntaron si se arrepentía de haber ordenado el asesinato de su cuñada, y Rivera respondió que no, que la esposa de su hermano era narcotraficante y que le había robado un cargamento a uno de sus socios.

Luego, el abogado mencionó a los familiares que resultaron heridos en un crimen por venganza y volvió a preguntar si Rivera se arrepentía de sus delitos, y Rivera ofreció una respuesta contundente.

“En su tiempo no, pero ahora sí me arrepiento de lo que hice. También me arrepiento de haber sobornado a políticos corruptos, como Juan Orlando Hernández (…), policías corruptos, militares (…). Porque en vez de agarrar sobornos, nos hubieran detenido, porque ellos sabían que éramos una banda de narcotraficantes peligrosos, pero ellos se aliaron con nosotros y se convirtieron en miembros de Los Cachiros”.

El abogado de Hernández pidió al juez si podía descartar la respuesta del expediente para que el jurado ignore lo que dijo, pero el juez negó la solicitud, señalando que el testigo respondió a una pregunta abierta.

En el contrainterrogatorio, Rivera también fue consultado sobre la falta de contacto directo con Hernández, pero señaló que no era necesario porque tenía vínculos con varias personas de su círculo cercano. Además, ante los intentos de los abogados por resaltar la falta de evidencias, Rivera respondió: “La única prueba entre los narcotraficantes era la palabra de un narcotraficante”.

En la audiencia, Hernández, o JOH, como es popularmente conocido, volvió a mostrarse atento a las declaraciones, hablando y consultando con sus abogados en cada contrainterrogatorio, corrigiendo incluso algunos nombres o detalles mencionado por uno de sus defensores.

El exmandatario, de 55 años, podría ser sentenciado a cadena perpetua si el jurado lo halla culpable de los cargos que enfrenta por narcotráfico.

La tesis de los fiscales señala que Hernández presuntamente usó dinero del narcotráfico para enriquecerse y financiar sus campañas políticas, y utilizó “su cargo público, las fuerzas del orden y el ejército para apoyar a organizaciones de narcotráfico”. También lo acusan de posesión de armas y haber ayudado a introducir toneladas de cocaína a Estados Unidos.

El expresidente alega que los fiscales se basan en declaraciones de sujetos que fueron perseguidos por su Gobierno, y destaca que durante su gestión se aprobaron leyes contra el narcotráfico, incluso la que facilitó su propia extradición.