(CNN) -- Delirios… interminables delirios.
Inmerso en una espiral de olvidos y desvaríos y sólo acompañado por el monocorde sonido del monitor cardíaco apenas si lograba abrir los ojos. Cuando ocurría, la imagen era aterradora.
Conectado a un sinfín de tubos, artefactos, cables e intravenosas, León Tovar, un coleccionista de arte nacido en Bogotá hace unos 57 años, no dejaba de sentir que el final era inevitable.