Los riñones de Lindsay Porter pesaban 7 kilos antes de su trasplante.

(CNN) — Los riñones de Lindsay Porter estaban hinchados y cubiertos de quistes cuando se los quitaron hace dos años. Juntos pesaban alrededor de siete kilogramos.

Su área abdominal estaba tan distendida que “parecía una mujer embarazada de nueve meses, y la gente me preguntaba cuándo me aliviaba”, dijo Porter.

Mientras se preparaba para un trasplante para tratar su enfermedad renal poliquística, Porter, de 47 años, tenía sentimientos encontrados; alivio de haber encontrado un donante, combinado con resignación. Esperaba un riñón y una vida llena de medicamentos supresores del sistema inmunitario, que lo debilitan pero son indispensables para que las defensas naturales del cuerpo no ataquen al nuevo órgano como si fuera un intruso.

“Obtienes un nuevo y resplandeciente riñón, y luego te dan medicamentos que eventualmente lo destruirán”, dijo Porter.

Pero ese escenario podría cambiar, si los resultados de un nuevo estudio piloto son replicados en un mayor número de pacientes. El estudio, publicado el miércoles en la revista Science Translational Medicine, presenta a ocho pacientes con trasplante de riñón, incluida Porter, quien recibió una terapia de células madre que permitió que las células inmunitarias del donante y el receptor coexistieran en el mismo cuerpo.

El efecto, en varios pacientes, fue engañar al sistema inmunitario que las recibe para que reconozca como suyo al riñón donado.

Cuando funciona, los pacientes se vuelven una rareza médica llamada quimera.

“El quimerismo es una condición donde dos poblaciones diferentes de células genéticas se encuentran en el cuerpo, y ambos tipos de células son tolerados”, dijo el médico Anthony Atala, director del Instituto de Medicina Regenerativa en el Centro Médico Baptista de Wake Forestm, quien estuvo involucrado en el estudio.

“Este ha sido el santo grial de los trasplantes de órganos durante más de la mitad de un siglo”, dijo el médico Joseph Leventhal, un cirujano de trasplantes en el Hospital Northwestern Memorial y coautor del estudio.

Para evitar los problemas que se presentan con un donante y un receptor que no coinciden, los investigadores en la Universidad Northwestern y en la Universidad de Louisville recolectaron células madre de médula ósea del donante del riñón. Estas células madre son sometidas a un proceso de 18 horas en el laboratorio para remover células problemáticas que puedan ser rechazadas.

“Desarrollamos una forma de procesar la médula ósea para remover las células malas y dejar las células buenas”, dijo la médico Suzanne Ildstad, coautora del estudio y directora del Instituto de Terapéutica Celular en la Universidad de Louisville.

La mezcla de células madre se congela y se separa para el receptor del trasplante renal.

El siguiente paso para Porter y otros pacientes involucrados en el estudio fue obtener una dosis baja de radiación y un coctel de medicamentos. La combinación destruyó efectivamente algo de la médula ósea al crear espacio para que las células madre del donante se mezclaran por sí solas.

Después del trasplante de riñón, los pacientes reciben una infusión de la combinación que contiene las células madre del donante.

“Ninguno de estos tipos de células en el torrente sanguíneo atacará a las otras células, y ocurre tolerancia de las células en el torrente sanguíneo y en el órgano”, dijo Atala, presidenta del departamento de urología en el Centro Médico Baptista Wake Forest

Al menos, eso fue lo que pasó con Porter. Después de su trasplante, pasó seis meses con una lista de medicamentos inmunosupresores y luego los dejó poco a poco. Durante los últimos siete meses ha estado libre de medicamentos inmunosupresores.

Otro paciente involucrado en el estudio ha estado sin inmunosupresores durante dos años, dijo Leventhal.

“Realmente tengo que recordarme que tuve un trasplante”, dijo Porter. “Me siento tan normal, y entre más normal me siento, más maravilloso se ve todo”.

“Liberar a alguien del espectro de inmunosupresión durante toda la vida es muy gratificante”, dijo Ildstad, quien desea empezar una compañía biotecnológica que se involucre en el estudio. “Me siento más y más optimista en que realmente tendremos un impacto en la calidad de vida de los receptores de trasplantes”.

Porter se encuentra entre los cinco pacientes en los que la terapia de células madre dio resultado. Los otros pacientes del estudio no pudieron dejar los medicamentos antirrechazo, pero siguen con una dosis baja, de acuerdo con Leventhal.

“Es otro gran paso hacia la comprensión de cómo alcanzar la tolerancia, y eso es bueno”, dijo el médico Bryan Becker, vocero de la Fundación Nacional de Riñones y director médico de la Universidad de Illinois. “Con eso dicho, el paciente pasa por muchas cosas. Estás hablando del mismo tipo de tratamiento que le das a un paciente que tiene leucemia… No es normal para un paciente con una falla en el riñón”.

No se sabe por qué la terapia funciona para algunos pacientes y para otros no. Pero la posibilidad de ofrecer una vida sin medicamentos inmunosupresores para más de 10.000 pacientes que esperan un trasplante de órganos es lo que motiva a los científicos como Ildstad y Leventhal.

“Los inmunosupresores incrementan el riesgo de cáncer, algunas infecciones y tienen efectos secundarios”, dijo Leventhal, un profesor asociado de cirugía en la Escuela de Medicina Feinsberg de la Universidad de Northwestern. “Pueden provocar diabetes, hipertensión y enfermedades en los huesos. Son toxinas”.

De acuerdo con la editorial que acompaña al estudio, si este método sirve para los riñones; y otros órganos complejos como el hígado, el corazón y los pulmones, podría cambiar las reglas del juego.

“Aunque es sólo una probadita de lo que viene, pocos desarrollos de trasplantes en la pasada mitad del siglo han sido más tentativos que estos que ponen a la tolerancia de trasplantes a nuestro alcance”, escribió James F. Markmann y Tatsuo Kawai, expertos de trasplantes en el Hospital General de Massachusetts.