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(CNN) – Si realmente quieres tener suerte en el amor, olvídate de llevarla a ver una película o a un bar; quizá sería mejor que la lleves a cenar primero.

Eso es lo que sugiere una nueva investigación —la primera de su clase— llevada a cabo por científicos que trabajaron con la Universidad Drexel. El estudio fue publicado recientemente en la revista Appetite.

Este estudio piloto en el que se incluyó un pequeño número de mujeres de tamaño normal y en edad universitaria encontró que sus cerebros respondieron mejor a las señales románticas si habían comido primero.

Los científicos descubrieron esto por casualidad, según el autor principal, Michael Lowe, profesor del Departamento de Psicología de Drexel. Ellos habían estado estudiando a las mujeres para ver si las mujeres que hacían dieta habitualmente o aquellas que comían de forma normal respondían de manera diferente a fotos de alimentos tentadores como el pastel de chocolate. Para contrastar con esas imágenes, a las 20 mujeres también se les mostraron fotos de romance. Las imágenes mostraban parejas que se tomaban de las manos y caminaban por la playa o parejas que cenaban frente a la luz de las velas o que estaban acurrucándose. Usando una imagen por resonancia magnética (IRM), los científicos encontraron que las mujeres que comieron antes de la prueba tuvieron una respuesta mucho más dramática frente a las fotos románticas que las mujeres que ayunaron.

La IRM mostró una mayor actividad en el centro de recompensa del cerebro en el caso de las mujeres que estaban llenas. Entre las otras regiones que respondieron con mayor intensidad estaba la zona conocida por encargarse del procesamiento visual, la percepción facial y el comportamiento dirigido a un objetivo. Las mujeres que ayunaron no tuvieron mayor respuesta.

“Esto solo podría reflejar que nuestra atención se enfoca o es atraída más hacia algo cuando estamos nutricionalmente satisfechos”, dijo Lowe. O también podría significar que las mujeres que habían comido podrían haber estado más preparadas o sensibilizadas a buscar recompensas más allá de simplemente la comida. Esto también podría sugerir que posiblemente exista una conexión entre la comida y el sexo en el cerebro de una mujer. “No profundizamos mucho al respecto en el artículo, pero por lo general cuando se te presenta un estímulo gratificante de cualquier tipo, este crea una orientación a la gratificación y algo de excitación porque estamos anticipando la recompensa”, dijo Lowe.

En cuanto a las imágenes de romance, esta no era la respuesta que esperaban los investigadores. “A veces los descubrimientos más interesantes son aquellos que no estábamos buscando”, dijo Lowe. El equipo efectivamente encontró los otros resultados que estaban buscando: ellos descubrieron que las personas que hacen dieta habitualmente sí responden de forma más fuerte ante fotos de comida tentadora que otros que comen de forma normal. El año pasado, el equipo publicó otros resultados en el diario Obesity.

Aunque la investigación sobre el romance es pequeña y tendrá que ser probada en un grupo más grande —quizás uno que pudiera incluir a mujeres de un rango de edad diferente y a hombres— este parece estar basado en estudios anteriores que sugieren que las parejas que tienen hambre a menudo informan estar enojados sin razón alguna con los demás hasta que comen.

Un estudio de PNAS llevado a cabo en el 2014 involucró a parejas a las que se les dio alfileres para que se los incrustaran a muñecas vudú dependiendo de cuán enojados estaban con sus cónyuges. Al final del período de observación de 21 días, también se les pidió que compitieran con su cónyuge en un juego. A las parejas se les dijo que el ganador debía arremeter contra el perdedor con un ruido fuerte y desagradable (en realidad, el cónyuge no escuchó el ruido). Los investigadores midieron los niveles de azúcar en la sangre de la pareja durante los 21 días. Al final, la prueba descubrió que las parejas casadas eran más agresivas entre ellos cuando su nivel de azúcar en la sangre era bajo.

Otros estudios anteriores han demostrado que las mujeres que experimentaban menos episodios tristes o estaban más satisfechas emocionalmente en sus relaciones tienen más deseo que aquellas que no lo están. “El estado de ánimo y una sensación general de salud y bienestar son esenciales para las mujeres”, dijo el Dr. John Randolph, profesor de obstetricia del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, al referirse al estudio sobre el deseo sexual de la mujer que fue publicado el año pasado en el Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.

Quizás algún día también podremos agregar la sensación de estar llena de una mujer a la lista de lo que la hace estar preparada para el amor.