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Turismo

Por qué una guerra cultural francesa de la que nunca has oído hablar provoca enormes problemas de tráfico

Por Xiaofei Xu

París (CNN) -- En Francia, las vacaciones de verano son sagradas. Tanto es así que el gobierno está dispuesto a doblegar su propia política de vacunación contra el covid-19 para que los trabajadores franceses puedan ir a la playa sin preocuparse de su segunda dosis.

Hasta que se decidió, la indignación pública ante la perspectiva de que los rígidos planes de vacunación pudieran poner en peligro las escapadas veraniegas de la gente fue suficiente para cerrar una de las mayores divisiones de Francia: los "juilletistes", quienes vacacionan en julio, y los "aoûtiens", que prefieren hacerlo en agosto.

Para apaciguar a estos fervorosos vacacionistas, las autoridades acordaron eliminar las directrices que insistían en que las segundas dosis de la vacuna contra el covid-19 debían recibirse en el mismo lugar en que se recibió la primera. Ahora la gente puede elegir los lugares, incluidos los destinos vacacionales más populares.

La preferencia de los franceses por vacacionar en uno u otro mes puede parecer una mera curiosidad para el resto del mundo, pero para los que viven allí es un asunto serio, que cada año paraliza a toda la nación.

Para cualquiera que piense en visitar Francia en los meses del verano boreal, también merece la pena tomar nota, sobre todo si no quiere encontrar su restaurante favorito de París cerrado durante semanas, o si quiere evitar uno de los mayores embotellamientos del mundo.

Entender por qué algunos franceses prefieren las vacaciones de agosto y otros las de julio es avanzar en la comprensión de lo que es ser francés.

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"Todo el mundo en Francia espera las vacaciones de verano", dice Julien Louap, un aoûtien de 30 años. "Es como la Navidad pero en verano".
Para Louap, orgulloso parisino, la razón por la que agosto es mejor que julio para las vacaciones es sencilla: París es demasiado emocionante como para dejarlo en julio. Cada año, la ciudad organiza un gran espectáculo de fuegos artificiales para el 14 de julio, la fiesta nacional francesa, acompañado de actos públicos y fiestas privadas.

Fuegos artificiales en la playa

Este año, los servicios de información de tráfico de Francia prevén 700 kilómetros de embotellamiento.

Al llegar agosto, la ciudad es invadida por otra sensación: la calma. La mayoría de las zonas residenciales de la ciudad se vacían al irse los residentes de vacaciones, lo que da a Arthur Cuhel, un aoûtien de 26 años, otra razón para no irse de vacaciones en julio.

Cuhel no quiere volver de sus vacaciones a finales de julio a una ciudad vacía y quedarse atrapado en el trabajo mientras la mayoría de sus colegas están fuera disfrutando de su tiempo de ocio en agosto en la playa. Además, para él agosto también significa mejor tiempo, sol garantizado.

"En julio hay menos gente", dice Cuhel. "Pero el tiempo también es peor y yo necesito el sol".

Pero para muchos juilletistas, una playa menos concurrida es más valiosa que una más soleada y calurosa. Además, celebrar el 14 de julio en una playa vacía y relajada es igual de divertido que organizar una fiesta en París.

"Tienes fuegos artificiales en la playa", dice Juliette Gache, de 21 años. "Mientras que para el 15 de agosto suele estar lleno".

El costo de ir de vacaciones en julio también es menor, ya que la demanda de habitaciones de hotel suele ser menor que en agosto. Los vacacionistas en Francia reservaron 23,4 millones de noches en julio en comparación con 24,8 millones de noches en agosto en el verano de 2019, la última temporada de vacaciones de verano prepandémica, según un estudio publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos de Francia.

A pesar de estar divididos en muchos frentes, juilletistes y aoûtiens pueden estar de acuerdo en una cosa en que ninguno de sus meses es bueno: el tráfico.

"Los atascos son una especie de tradición", dice Gache. "Aunque salgas de tu casa a las cuatro de la mañana, cosa que mi familia suele hacer porque somos unos psicópatas, siempre acabarás en un atasco".

El "atasco del siglo"

París suele estar más tranquilo en agosto, cuando muchos lugareños desalojan la ciudad.

Quedarse atrapado en un vehículo minúsculo, a veces sin aire acondicionado, con otros tres o cuatro miembros de la familia en la autopista A7 es un recuerdo de la infancia que comparten muchos franceses. Esta autopista, que une las ciudades francesas de Lyon y Marsella a través del valle del río Ródano, recibe el apodo de "la autopista del sol", ya que conduce a la soleada Costa Azul.

"El valle del río Ródano es muy caluroso en verano", dice Lilian Delhomme, juilletista de 24 años. "Te mueres y luego resucitas cuando estás en la playa".

El embotellamiento anual más infame de Francia sucede cada año el sábado de la semana en que julio se encuentra con agosto. Es el día en que los juilletistes que regresan chocan con los aoûtiens que se marchan, lo que provoca embotellamientos en todo el país, llamados el "atasco del cruce".

"Este año, al igual que en los anteriores, esperamos más de 700 kilómetros de atasco", explica Fabrice Vella, jefe de previsiones de Bison Futé, "Búfalo inteligente" en español, el servicio de información sobre el tráfico del Ministerio de Transportes de Francia.

De hecho, el servicio de tráfico se creó a raíz de un grave atasco, el de 1975, llamado "el atasco del siglo". El 2 de agosto de 1975, la carretera nacional 10 de 800 kilómetros, que entonces conectaba París con España, registró un atasco máximo de 450 kilómetros, lo que significa que más de la mitad de la carretera estaba bloqueada por el tráfico.

Actualmente, Bison Futé utiliza un sistema de clasificación de cuatro colores para indicar el nivel de congestión, con el verde en el extremo bueno y el negro en el extremo malo. En Francia solo hay uno o dos "días negros" al año en los que todo el país está cubierto de negro y, por lo general, el día del cruce es uno de ellos, según Vella.

La ciudad se paraliza

Una de las principales razones de la pasión de los franceses por las vacaciones de verano es que la legislación laboral francesa garantiza cinco semanas de vacaciones pagadas a la mayoría de sus trabajadores. De hecho, Francia fue el primer país europeo en implantar unas vacaciones pagadas generalizadas de dos semanas en 1936, bajo el gobierno socialista de Léon Blum, según Alain Chatriot, profesor de la universidad Sciences Po.

En el verano de 1936, por primera vez cientos de miles de trabajadores de las fábricas francesas se lanzaron a la playa y disfrutaron de sus vacaciones, un privilegio antes reservado a la burguesía y la aristocracia.

"Sigue siendo una de las disposiciones más simbólicas del derecho laboral", afirma Chatriot.

El amor de los franceses por las vacaciones también significa que los turistas estadounidenses que planeen visitar París este verano, especialmente en agosto, encontrarán la mayoría de los restaurantes y cafés cerrados.

Cyril Choisne, de 40 años, es originario de París y trabaja en el mundo gastronómico de la capital francesa desde 2006. Eclipses, su propio restaurante recomendado por la Guía Michelin cerca del Museo de Orsay, al igual que la mayoría de los restaurantes de París, cierra sus puertas durante la primera quincena de agosto porque la mayoría de sus clientes se han ido.

"El año pasado probé a abrir del 1 al 15 de agosto", explica. La demanda "bajó más del 90%".

Pero para Choisne, la tranquilidad es precisamente la razón por la que anima a todo el mundo a visitar su ciudad natal en esta época del año.

Solo hay que recordar una cosa, dijo, "llevar siempre una botella de agua y tener en cuenta que será difícil encontrar un baño porque la mayor parte de la ciudad estará paralizada".