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Turquía

Esperanza y desesperación en la búsqueda de sobrevivientes en Kahramanmaras, ciudad devastada por el terremoto en Turquía

Por Nick Paton Walsh, Gul Tuysuz

Kahramanmaras, Turquía (CNN)-- El cuerpo de una niña de 4 años envuelto en una manta rosa fue recuperado este miércoles de entre los escombros de un edificio en la ciudad de Kahramanmaras, Turquía. Es una de las últimas víctimas del descomunal terremoto de este lunes.

En otro lugar, las excavadoras desenterraron el cadáver de un hombre, al parecer un refugiado sirio de unos 40 años, que parecía estar sobre un colchón, como muchos de los que murieron tras el terremoto, alrededor de las 4 de la madrugada.

El antes y después del terremoto en Turquía visto desde el cielo 1:04

En la habitación donde fue encontrado había juguetes infantiles y una caja para una muñeca Barbie. No estaba claro si había alguien más bajo los escombros.

En un edificio vecino, también derrumbado, los equipos de rescate excavaban desde arriba para intentar llegar a una o posiblemente dos personas que se creía que estaban vivas. Subieron un generador para alimentar un taladro neumático manual; el hombre que lo dirigía retiraba los escombros con sus propias manos.

Parecía haber detectado señales de vida bajo los escombros, pero los equipos de rescate despidieron a una ambulancia que estaba esperando, diciendo que aún quedaba mucho trabajo por hacer.

Más de dos días después de que el mortífero terremoto y las réplicas sacudieran la ciudad, los equipos de rescate siguen buscando entre los escombros, aumentando el ritmo a medida que avanzaba el día.

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Hasta ahora se ha confirmado la muerte de más de 11.000 personas en el sur de Turquía y en la vecina Siria.

Se ha introducido maquinaria pesada cada vez más en zonas donde un día antes los precavidos buscadores se valían de sus manos para excavar entre los escombros. Hay que sopesar el riesgo que corren las personas atrapadas vivas y sus posibilidades de sobrevivir muchas horas más en medio del frío intenso.

En la parte baja de la ciudad, donde los edificios son predominantemente más antiguos y los daños son peores, el sonido de las excavadoras mecánicas es ahora omnipresente.

Aunque todavía se están sacando a algunas personas vivas de entre los escombros, la mayor parte del tiempo los equipos de rescate están recuperando cadáveres.

Un hombre que trabajaba como voluntario en uno de los hospitales de Kahramanmaras declaró a CNN este miércoles que había 350 cadáveres en el depósito de cadáveres que no habían sido recogidos por sus familiares porque éstos también habían fallecido.

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Una niña sentada cerca del lugar donde se derrumbó un edificio tras el terremoto en Kahramanmaras, Turquía, este miércoles. Crédito: Dilara Senkaya/Reuters

Mientras Turquía sigue conmocionada y aumenta el número de víctimas mortales, el presidente Recep Tayyip Erdogan llegó este miércoles a la región de Kahramanmaras, en el sur del país, epicentro del mortífero terremoto del lunes, para comprobar personalmente la devastación.

Flanqueado por funcionarios, visitó una zona de ayuda de emergencia establecida por la agencia de gestión de catástrofes del país, AFAD. En el estadio deportivo se veían filas y filas de tiendas de campaña blancas y relucientes, destinadas a albergar a algunas de las miles de familias que han perdido sus hogares.

Más tropas llegaron el miércoles por la mañana antes de su visita y la presencia policial también parecía haberse reforzado.

En una rueda de prensa televisada desde el centro de socorro, Erdogan dijo que el objetivo del gobierno era reconstruir la región "en un año" y que la gente recibiría ayuda con viviendas de emergencia.

"No podemos permitir que nuestros ciudadanos se queden en la calle", dijo Erdogan. "Nuestro Estado está utilizando todos sus recursos con la AFAD y los municipios. Seguiremos haciéndolo".

Reconoció que la respuesta inicial del gobierno "tuvo algunos problemas" en cuanto al suministro de gas natural y las carreteras, pero dijo que la situación estaba "bajo control". El Gobierno tiene previsto entregar 10.000 liras turcas (unos US$ 531) para ayudar a las familias afectadas, añadió.

"Hoy estamos mejor, mañana estaremos aún mejor", afirmó.

Muy pocos edificios de la ciudad de Kahramanmaras han salido indemnes de los sismos, aunque los de los vecindarios más nuevos, situados en la parte alta del valle, sufrieron daños menos evidentes.

En la parte baja de la ciudad, se podía oír a muchas personas llorando y lamentándose junto a los edificios derrumbados donde ellas o sus familiares vivían hasta que sobrevino el desastre.

Algunos se aferraban a las fotografías de sus seres queridos que estaban bajo los escombros, no tanto con la esperanza de que los rescataran sino como un acto de recuerdo, mostrando instantáneas de sus hijos o fotos de boda y diciendo "ya no están".

También se podía ver algo de rabia entre los escombros, cuando los desesperados sobrevivientes intentaban instar a los equipos de rescate a que buscaran primero a sus seres queridos perdidos.

Además del enorme número de víctimas mortales, el terremoto, uno de los más fuertes que han sacudido el Medio Oriente en más de 100 años, ha dejado decenas de miles de heridos.

Se ha declarado el estado de emergencia durante tres meses en 10 provincias turcas, y las agencias de ayuda han advertido de repercusiones "catastróficas" en el noroeste del país, donde millones de personas vulnerables y desplazadas ya dependían de la ayuda humanitaria.

En Kahramanmaras, todo lo que la gente puede hacer es observar y esperar con angustia mientras el reloj sigue corriendo para encontrar a los sobrevivientes.

-- Isil Sariyuce, Hamdi Alkhshali y Hande Atay Alam contribuyeron con este reportaje.