Los antiguos murales y estatuas budistas de las cuevas de la Ruta de la Seda china están "directamente amenazados" por las lluvias extremas provocadas por el cambio climático, descubrieron unos investigadores.
Los templos rupestres de Dunhuang, en la provincia noroccidental de Gansu, datan del siglo IV y han resistido guerras, terremotos, tormentas de arena y actos vandálicos durante más de un milenio.
Sin embargo, ahora, según un informe publicado este lunes por Greenpeace, los cambiantes patrones climáticos del desierto están causando daños significativos a las frágiles pinturas murales y esculturas, incluidas las de la famosa Gruta de Mogao, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
"Gansu es famoso por sus cuevas y por el arte almacenado en su interior durante siglos", dijo Li Zhao, investigador principal de la oficina de Beijing de Greenpeace Asia Oriental. "El aumento de las precipitaciones en el desierto supone un grave riesgo. Ya se están produciendo picos de humedad, inundaciones repentinas y derrumbes".
En las dos últimas décadas, Gansu experimentó un aumento de las precipitaciones totales, pero un descenso del número de días de lluvia, lo que provocó más episodios de aguaceros intensos. Según el informe, las temperaturas de la provincia también aumentaron más rápido que la media mundial.
Las obras de arte de algunas cuevas, como la Gruta de Mogao, ya muestran signos de deterioro. Y algunos artefactos podrían desaparecer en pocos años, advierte el informe.
El aumento de la humedad aceleró la cristalización y acumulación de sal en la superficie de los murales, al provocar su descamación y desprendimiento. Las filtraciones de agua de lluvia también erosionaron las pinturas, mientras que las inundaciones repentinas y los corrimientos de tierra causaron el derrumbe de algunas cuevas, añade el informe.
El informe llega en un momento en que China lleva a cabo su cuarto estudio nacional del patrimonio cultural para registrar el estado de los artefactos históricos del país.
Sin embargo, Li advirtió de que, para cuando concluya el estudio, algunos de los valiosos objetos de Gansu podrían haber desaparecido.
"Mientras seguimos trabajando para documentar, comprender y conservar estas piezas de nuestra historia, se están disolviendo ante nuestros propios ojos. Es la dolorosa realidad del impacto del cambio climático", afirma Li.