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Medio Oriente

¿Por qué para Gaza el combustible es vital en medio de su escasez?

Por Rachel Wilson, Lou Robinson, Amy O'Kruk

(CNN) -- El combustible es un elemento vital para los más de dos millones de habitantes de Gaza que, después de tres semanas de asedio, sufren una grave escasez de suministros básicos y atención médica. La falta de combustible ha paralizado hospitales, sistemas de suministro de agua, panaderías y operaciones de ayuda en Gaza, y la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) advirtió el domingo que el sistema de convoyes de ayuda en Gaza "está abocado al fracaso" si Israel sigue prohibiendo el combustible.

Ante la amenaza de que infraestructuras vitales colapsen sin combustible, miles de palestinos desesperados irrumpieron el sábado en los almacenes de la UNRWA en busca de suministros.

El enclave lleva casi tres semanas sin ningún suministro de combustible desde que el gobierno de Israel ordenó un "asedio total" el 9 de octubre y detuvo la entrada a la zona de alimentos, combustible, agua y electricidad tras el ataque de Hamas que dejó más de 1.400 israelíes muertos.

Casi todo el combustible se ha agotado y los funcionarios de la ONU advierten que los hospitales se encuentran al borde del colapso y sin la capacidad de hacer funcionar generadores de reserva para atender a las personas.

Hasta este lunes por la mañana, 118 camiones de ayuda con alimentos, agua y suministros médicos habían entrado en Gaza a través del paso fronterizo de Rafah. Israel empezó a permitir el paso de un número limitado de camiones el 21 de octubre, pero ha seguido denegando el combustible, alegando que Hamas lo utilizaría para lanzar armas.

El ejército de Israel afirma que hay suministros de combustible en Gaza retenidos por Hamas que no se están distribuyendo con fines humanitarios, informó CNN.

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La principal agencia de la ONU en Gaza ha dicho que tendrá que dejar de operar cuando se agote el combustible, lo que estaba previsto para el 25 de octubre. Desde esa fecha, algunas operaciones han continuado mediante un estricto racionamiento.

Gaza no puede producir alimentos ni agua potable sin electricidad ni combustible.

Más de dos millones de habitantes de Gaza corren el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua, ya que beben agua salada y contaminada de los pozos de las granjas. Las panaderías apoyadas por el Programa Mundial de Alimentos no pueden funcionar debido a los daños causados por los ataques aéreos y a la falta de electricidad, según las autoridades.

El 22 de octubre, la UNRWA consiguió coordinar la recuperación de combustible de un almacén de Gaza y lo distribuyó a los refugios y hospitales y para hacer funcionar las plantas desalinizadoras de Khan Younis y Deir al-Balah, que ahora producen el 30% de su capacidad. Pero también se espera que este suministro se agote pronto.

Funcionarios de la UNRWA dicen que las operaciones de rescate, obstaculizadas por la falta de combustible para los vehículos, son incapaces de llegar a los 940 niños desaparecidos desde el 29 de octubre, que podrían estar atrapados bajo los edificios derrumbados.

La escasez de combustible también ha obligado a cerrar seis hospitales, mientras que otros han cerrado debido a los daños causados por los ataques aéreos, según informó la Organización Mundial de la Salud. Los hospitales que siguen funcionando se ven obligados a racionar la atención.

Amplia escasez de energía en Gaza

La crisis de combustible de Gaza afecta a su capacidad de generar energía, que ya era insuficiente antes del asedio.

Las principales fuentes de electricidad de Gaza son su única central eléctrica, Deir al-Balah, y las líneas israelíes, que constituyen casi dos tercios del suministro eléctrico de Gaza.

La central se quedó sin combustible hace dos semanas, y el país ha tenido que recurrir a generadores para obtener electricidad. El resto de la electricidad procedente de Israel también se cortó la noche del ataque de Hamas del 7 de octubre.

El enclave de 362 kilómetros cuadrados, bloqueado por Israel desde 2007, depende en gran medida del combustible y la electricidad importados para el funcionamiento de todos sus servicios.

Una parte mayoritaria de las importaciones de combustible de Gaza se destina al funcionamiento de la central eléctrica, que Qatar ha ayudado a financiar desde finales de 2018, aumentando su suministro de combustible de 30 millones de litros en 2018 a más de 130 millones de litros anuales hasta 2022.

Sin suministros adicionales de combustible que lleguen al enclave, la escasez actual está agravando la crisis humanitaria en Gaza, y los hospitales y el personal de socorro tienen que tomar decisiones difíciles sobre cómo asignar sus reservas cada vez menores.