CNNEarrow-downclosecomment-02commentglobeplaylistsearchsocial-facebooksocial-googleplussocial-instagramsocial-linkedinsocial-mailsocial-moresocial-twittersocial-whatsapp-01social-whatsapptimestamptype-audiotype-gallery
Análisis

ANÁLISIS | Zelensky y el jefe militar de Ucrania, agotados y decepcionados de sus aliados, advierten de una larga guerra de desgaste

Por Tim Lister

(CNN) --  Dos artículos publicados esta semana ofrecen una cruda evaluación de las perspectivas de Ucrania en su guerra con Rusia. Uno de ellos, escrito por el comandante en jefe del ejército ucraniano, admite que el campo de batalla ha llegado a un punto muerto y que se avecina una larga guerra de desgaste que beneficiará a Moscú. El otro retrata al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, agotado por el constante esfuerzo de convencer y persuadir a los aliados para que mantengan la fe.

El jefe militar ucraniano, el general Valery Zaluzhny, afirma en un largo ensayo y una entrevista con The Economist que "al igual que en la Primera Guerra Mundial, hemos alcanzado un nivel tecnológico que nos sitúa en un punto muerto".

Reconoce: "Lo más probable es que no se produzca ningún avance profundo y espléndido", sino un equilibrio de pérdidas devastadoras y destrucción.

Al mismo tiempo, en una entrevista con Simon Shuster, de TIME, Zelensky afirma que "nadie cree en nuestra victoria como yo. Nadie". Pero añade que infundir esas creencias en los aliados de Ucrania "requiere todo tu poder, tu energía".

Shuster, que desde hace tiempo tiene acceso al círculo íntimo del presidente, retrata a Zelensky como cansado y a veces irritable, y preocupado porque el compromiso aliado esté disminuyendo.

"El cansancio de la guerra es como una ola. Se ve en Estados Unidos, en Europa", dice Zelensky.

publicidad
valery zaluzhny ucrania

El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, durante un acto dedicado al Día de la Independencia de Ucrania el 24 de agosto de 2023 en Kyiv, Ucrania. El 24 de agosto, Ucrania celebra su declaración de independencia de la URSS en 1991. Crédito: Yan Dobronosov/Global Images Ucrania/Getty Images

Pero Zelensky está obsesionado con la victoria y no tolerará una tregua o negociaciones. "Para nosotros significaría dejar esta herida abierta para las generaciones futuras", afirma a TIME.

Cinco meses después de que Ucrania lanzara su tan esperada contraofensiva, los temores de Zelensky y la valoración de Zaluzhny llegan en un momento en que la atención del mundo se desplaza hacia el Medio Oriente y el riesgo de que la guerra de Israel contra Hamas desemboque en un conflicto regional más amplio.

El propio Zelensky reconoce a TIME: "Por supuesto que salimos perdiendo con los acontecimientos en el Medio Oriente. La gente está muriendo, y allí se necesita la ayuda del mundo para salvar vidas".

Estancamiento en el frente

Las fuerzas ucranianas apenas han recuperado un trozo de terreno desde el verano; Rusia sigue ocupando casi una quinta parte del país. En algunas zonas, como los alrededores de Avdviika y Vuhledar en Donetsk, y cerca de Kupyansk en Járkiv, los ucranianos están a la defensiva, mientras Rusia vierte municiones y hombres en la batalla.

Zaluzhny explica a The Economist que el Kremlin no se da cuenta de las enormes pérdidas sufridas por el ejército ruso: más de 100.000 hombres según muchas estimaciones. En los últimos días, el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, afirma que Rusia ha perdido 4.000 hombres solamente en los alrededores de Avdviika. Imágenes de fuentes abiertas sugieren que los rusos pueden haber perdido hasta 200 tanques y otros vehículos en esa batalla.

Zaluzhny parece casi perplejo de que el arsenal suministrado a Ucrania por sus aliados occidentales, y la movilización de varias brigadas más, hayan supuesto tan poca diferencia. El cambio de comandantes y el traslado de divisiones no han tenido ningún efecto, afirma.

"Cuatro meses deberían habernos bastado para llegar a Crimea, combatir en Crimea, regresar de Crimea y volver a entrar y salir", añade.

En cambio, las profundas y bien atrincheradas defensas rusas han sido imposibles de penetrar. Incluso cuando se penetra en los densos campos de minas, a menudo a un gran coste, los rusos los restauran mediante el sembrado de minas a distancia.

La inferioridad de Ucrania en el aire ha obstaculizado los avances en tierra, y Zaluzhny advierte de que a finales de 2023 Rusia podría desplegar nuevos escuadrones de ataque.

El comandante en jefe dice que en un momento dado recurrió a un viejo análisis soviético de la Primera Guerra Mundial, titulado "Romper líneas de defensa fortificadas". Las similitudes con la actualidad eran sorprendentes, señala.

"Me di cuenta de que es exactamente donde estamos porque, al igual que entonces, el nivel de nuestro desarrollo tecnológico actual nos ha sumido en el estupor tanto a nosotros como a nuestros enemigos".

El uso de drones y otras tecnologías de reconocimiento está en el centro del estancamiento. Zaluzhny habla de la carnicería que se desarrolla alrededor de Avdviika cuando Rusia lanza docenas de tanques para tomar unos pocos cientos de metros.

"El simple hecho es que vemos todo lo que hace el enemigo, y ellos ven todo lo que hacemos nosotros".

Al mismo tiempo, reconoce que el ejército ruso ha aprendido y se ha adaptado. Ha mejorado las cadenas logísticas, las fábricas están produciendo nuevos equipos y sus capacidades de guerra electrónica han reducido la ventaja de Ucrania en municiones de precisión.

Zaluzhny admite con franqueza que Rusia "mantendrá una ventaja en armamento, equipos, cohetes y municiones durante algún tiempo".

La "lista de deseos" de Kyiv

El jefe militar ucraniano afirma que hará falta un salto cualitativo para acabar con la implacable guerra de desgaste que se ha desatado, justo cuando el invierno empieza a hacer mella. Ese brutal reconocimiento solo puede desgastar la moral ucraniana, y no solo en el campo de batalla. La población civil ucraniana se enfrentará a otro invierno frío y oscuro si Rusia vuelve a atacar las infraestructuras energéticas.

En su ensayo, Zaluzhny enumera cinco requisitos principales para progresar, ninguno de los cuales es una solución rápida y todos exigen un compromiso renovado por parte de los aliados. Se trata de conseguir la superioridad aérea para apoyar las operaciones terrestres; romper las barreras de minas rusas; aumentar la eficacia del combate contra la artillería rusa, por ejemplo; crear y entrenar las reservas necesarias; y aumentar las capacidades de guerra electrónica.

Dice que Ucrania debe lanzar ataques masivos "en una única formación de combate", utilizando señuelos y drones de combate para sobrecargar los sistemas de defensa antiaérea rusos.

"También necesitamos sistemas de guerra electrónica, que son clave para ganar la guerra de drones", señala, y añade que los rusos tienen unos 60 sistemas diferentes.

izium ucrania

El sol se pone tras un edificio destruido en Izium, Ucrania. Crédito: Bram Janssen/AP

"Esta guerra no se puede ganar con las armas de la generación pasada y métodos anticuados", declaró Zaluzhny a The Economist. "Tarde o temprano nos vamos a encontrar con que simplemente no tenemos suficiente gente para luchar".

"Tenemos capacidades limitadas para entrenar a las reservas en nuestro propio territorio, ya que el enemigo tiene la capacidad de lanzar ataques aéreos y con misiles contra los centros y campos de entrenamiento".

El Kremlin, por el contrario, parece sombríamente satisfecho por el estancamiento en la creencia de que, en última instancia, su mayor maquinaria militar acabará con la moral ucraniana.

En respuesta a los comentarios de Zaluzhny, el portavoz Dmitri Peskov declaró el jueves que "Rusia sigue llevando a cabo sistemáticamente la operación militar especial. Todos los objetivos fijados deben alcanzarse".

Es probable que Moscú también esté disfrutando del cambio de opinión en Estados Unidos, tanto en el Congreso como entre la opinión pública.

Según una nueva encuesta de Gallup, el 41% de los estadounidenses dice que Estados Unidos está haciendo demasiado para ayudar a Ucrania, frente al 29% de hace solo cinco meses. Esa cifra se eleva al 55% entre los republicanos, según el sondeo, a medida que se acercan las elecciones de 2024.

La parálisis en el Capitolio también ha interrumpido el flujo de ayuda militar a Ucrania. Los esfuerzos del gobierno de Biden por vincular la ayuda de un año (US$ 24.000 millones) a otras prioridades de financiación, como la ayuda a Israel, se han topado con fuertes obstáculos entre los republicanos del Congreso.

Varios senadores republicanos han dicho ahora que las declaraciones de Zaluzhny ponen en entredicho la estrategia de Ucrania en la guerra. Uno de ellos, el senador J.D. Vance, que se ha opuesto a la concesión de nuevas ayudas a Ucrania, declaró el jueves: "Esto siempre iba a acabar con Rusia controlando parte del territorio ucraniano y con un acuerdo negociado".

Hablando de su última visita a Washington en septiembre, Zelensky cuenta a TIME que algunos miembros del Congreso "me preguntaron directamente: 'Si no les damos la ayuda, ¿qué pasa? Lo que pasa es que perderemos".

Zelensky y otros funcionarios ucranianos han advertido sistemáticamente de que el volumen y el tipo de ayuda procedente de los aliados occidentales, así como lo que consideran perjudiciales retrasos en su llegada, han permitido a Ucrania mantenerse en la lucha, pero no prevalecer.

Shuster cita a un asesor del presidente ucraniano que afirma que Zelensky se siente "traicionado por sus aliados occidentales. Lo han dejado sin medios para ganar la guerra, solo para sobrevivir a ella".

Solo ahora se están utilizando los ATACM (misiles tácticos de largo alcance) de fabricación estadounidense contra objetivos situados muy por detrás de las líneas del frente. Los cazas F-16 no se desplegarán hasta la próxima primavera como muy pronto.

Para muchos funcionarios ucranianos, esta restricción ha permitido a Rusia estabilizar una situación que hace un año amenazaba con desmoronarse, tras el repentino avance ucraniano por Járkiv y la retirada rusa de gran parte de Jersón.

Si los rusos tienen un talón de Aquiles, cree Zaluzhny, es Crimea. En parte porque es la joya de la corona del presidente Vladimir Putin, y en parte porque la península es un importante canal de reabastecimiento de las tropas rusas, así como el hogar de su flota del mar Negro.

En los últimos meses, el ejército ucraniano ha intensificado los ataques con misiles, drones y sabotajes contra la infraestructura de defensa rusa en Crimea, así como contra el preciado puente de Putin con Rusia. Zaluzhny afirma que esta semana se utilizó por primera vez un ATACM contra un objetivo en Crimea. Pero sus fuerzas terrestres siguen estando a muchos kilómetros de la península.

Por ahora, el mayor temor de Zaluzhny es una guerra de trincheras prolongada contra un enemigo con el triple de hombres armados.

"El mayor riesgo de una guerra de trincheras de desgaste es que puede prolongarse durante años y desgastar al Estado ucraniano", afirma.

Zaluzhny describe Rusia como "un Estado feudal donde el recurso más barato es la vida humana. Y para nosotros... lo más preciado que tenemos es nuestra gente".