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Análisis

ANÁLISIS | ¿Por qué Irán atacó objetivos en Iraq, Siria y Pakistán y cómo se relaciona con el conflicto en Gaza?

Por Germán Padinger

(CNN Español) -- Medio Oriente está viviendo una de las escaladas de violencia más graves desde la irrupción del autoproclamado Estado Islámico (ISIS, en inglés) en 2014 o incluso de la guerra de Iraq iniciada en 2003 con la invasión estadounidense.

Desde el 7 octubre de 2023, cuando el grupo extremista Hamas lanzó un brutal ataque terrorista contra Israel, que dejó un saldo de 1.200 israelíes muertos, Gaza ha estado en el centro de una guerra que ha llevado a la muerte de 24.000 palestinos en ataques israelíes, según el Ministerio de Salud controlado por Hamas. Pero ese no es el único foco de conflicto.

En la Ribera Occidental ocupada por Israel, la violencia no para de crecer y el lunes se reportaron también ataques terroristas en Raanana, en el centro de Israel. Mientras que en el norte, en la frontera con el Líbano, Israel y el grupo Hezbollah están trenzados desde hace semanas en un intercambio de fuego.

También en el mar Rojo los rebeldes hutíes, que ocupan buena parte de Yemen y reciben apoyo de Irán, han estado atacando buques de carga –según dicen, en solidaridad con la población palestina en Gaza–y la semana pasada Estados Unidos y el Reino Unido bombardearon sus posiciones en represalia.

Manifestantes y miembros de las fuerzas paramilitares iraníes Basij marchan durante una manifestación anti-Israel para mostrar su solidaridad con los palestinos, en Teherán, el 24 de noviembre de 2023. (Crédito: HOSSEIN BERIS/Middle East Images/AFP vía Getty Images)

Irán, uno de los principales actores en la región, fue blanco de un brutal ataque terrorista –uno de los peores de su historia– comienzos de enero, cuando se produjeron explosiones durante un evento conmemorativo en Kerman por la muerte del general Qassem Soleimani. ISIS se adjudicó la responsabilidad del ataque.

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Y ahora, el mismo Irán ha protagonizado el último episodio al atacar posiciones de los kurdos en Iraq, de "grupos terroristas anti-Irán" en Siria y Pakistán.

En el caso de Iraq, Teherán dijo haber golpeado una base de espionaje de Israel ubicada en Erbil, una ciudad norteña ubicada en la región semiautónoma del Kurdistán. Israel no se ha expresado al respecto.

Mientras que en el norte de Siria, Irán aseguró haber golpeado posiciones de grupos vinculados al ataque de ISIS en Kerman.

Un día después, Irán utilizó "misiles de precisión y ataques de drones" para atacar posiciones del grupo Jaish al-Adl en Baluchistán, Pakistán, provocando una enérgica respuesta de Islamabad ante una "violación no provocada de su espacio aéreo".

El eterno polvorín de Medio Oriente parece haberse encendido, y el mundo observa con preocupación y expectativa esta región a comienzos de un 2024, que parece plagado de retos y complicaciones, entre estos la guerra en Ucrania que persiste, las tensiones globales entre Estados Unidos y China –concentrándose cada vez más en Taiwán– y las dificultades económicas del mundo pospandemia que los líderes mundiales debatirán en Davos.

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La reciente movida de Irán, enemigo acérrimo de Israel, garante de Hezbollah y de los hutíes y con creciente vínculos con Hamas, es una escalada concreta y vuelve a poner el foco en Siria e Iraq, los dos países que estuvieron en el centro de la anterior gran crisis de Medio Oriente ocurrida en 2014 con la irrupción de ISIS, un grupo surgido en Iraq en el caos posterior a la invasión estadounidense de 2003, pero también en el vecino Pakistán.

De hecho, a raíz de los combates contra ISIS iniciados en aquel entonces, Irán aumentó considerablemente su presencia e influencia tanto en Iraq como en Siria, usualmente en cooperación con Rusia y apoyando a grupos y facciones locales contrarias a las preferidas por Estados Unidos y su aliados.

Iraq, territorio que alberga tanto bases de la coalición internacional liderada por Estados Unidos como de grupos que responden a Irán, incluyendo una variante local de Hezbollah –los cuales han entrado en conflicto en más de una ocasión–, aún se está recuperando de la guerra contra ISIS concluida en 2017 con la reconquista de los territorios ocupados por el grupo terrorista.

Una imagen muestra una vista de un edificio dañado tras un ataque con misiles lanzado por Irán contra la capital de la región del Kurdistán, Erbil, el 16 de enero de 2024. (Crédito: SAFIN HAMID/AFP vía Getty Images)

Siria, en cambio, continúa en guerra civil –iniciada en 2011– y el país está geográficamente dividido en varias facciones, entre ellas el Gobierno del presidente Bashar al-Assad –aliado de Rusia e Irán–, los kurdos –apoyados por Estados Unidos– y muchas otras.

Pero ¿por qué Siria e Iraq son tan importantes para Irán?

Irán está geopolítica y religiosamente emparentado con Iraq: comparten una frontera de 1.599 kilómetros y, en la década de 1980, los dos países pelearon una brutal y larga guerra de posiciones que se cobró cientos de miles de vidas y que constituye el antecedente histórico que define todas sus relaciones actuales.

La existencia de la región semiautónoma del Kurdistán en el norte de Iraq es también una fuente de tensiones para Irán, que alberga una importante minoría kurda en su territorio. Estos 10 millones de personas buscan, también, mayor autonomía y han entrado en conflicto con Teherán.

Por otro lado, Iraq e Irán son países musulmanes donde la mayor parte de la población pertenece a la secta chiita (más del 60 %, en Iraq, y más del 90 %, en Irán. Iraq es una república laica, pero Irán se organiza como una teocracia islámica surgida de la Revolución islámica de 1979, que se considera garante de la "medialuna chiita", una región desde Irán hasta el Líbano, pasando por Siria e Iraq, en un Medio Oriente dominado por los sunitas.

La guerra entre Iraq e Irán, entre 1980 y 1988, se produjo precisamente cuando Iraq estaba gobernado por Saddam Hussein, un líder sunita para un país mayormente chiita.

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La mayor parte de la población de Siria es, de hecho, sunita, pero su presidente Assad y buena parte de las élites del país, aliadas a Irán, pertenecen a la secta alawita, emparentada con el chiismo.

Este enfrentamiento entre sunitas y chiitas explica, en parte, que ISIS, un movimiento islamista sunita, se haya convertido en enemigo vital de Irán, y que Irán tenga interés por mantener presencia en Siria, donde reside lo que queda de ISIS.

Siria cumple otro rol geopolítico para Irán: con su frontera de 83 kilómetros con Israel, el otro enemigo de Teherán que ahora está en el centro de la escena por la guerra en Gaza, hace las veces de Estado tapón entre ambos. Así, unidades del grupo libanés Hezbollah, apoyado por Irán, operan desde hace años en Siria precisamente en la frontera con Israel, elevando las tensiones.

El caso de Pakistán

Un día después de atacar en Iraq y Siria, Irán giró su atención a Pakistán, país musulmán con una mayoría sunita (cerca del 85%) pero que alberga también una minoría chiita de entre el 10 y el 15% de la población, y con el que Irán comparte una frontera de 959 kilómetros.

Teherán aseguró que lanzó un ataque de precisión contra dos bastiones del grupo sunita Jaish al-Adl, conocido en Irán como Jaish al-Dhulm, en la localidad de Koh-e-Sabz, a unos 50 kilómetros de la frontera.

Varios transeúntes recorren una calle del distrito de Panjgur, en la provincia de Baluchistán, Pakistán, el 17 de enero de 2024. (Crédito: BANARAS KHAN/AFP vía Getty Images)

Jaish al Adl opera a ambos lados de la frontera y es un grupo que busca la independencia de las provincias de Sistán, en Irán, y de Baluchistán, en Pakistán. Ha reinvindicado numerosos atentados en Irán en los últimos años.

Con el ataque de este martes, Teherán dijo que "solo atacó a terroristas iraníes en suelo paquistaní" sin afectar a los nacionales de Pakistán.

Sin embargo, Pakistán reportó la muerte de dos niñas, condenó los ataques como una violación de su soberanía y advirtió sobre posibles represalias.

No parece haber, al momento, una clara conexión con Gaza, pero el ataque se enmarca en una creciente asertividad de Teherán en el marco de un conflicto regional ampliado.

Así, con múltiples frentes abiertos, la escalada de violencia en Medio Oriente no para de crecer desde el ataque terrorista de Hamas, que tomó no solo a Israel por sorpresa, sino a toda la comunidad internacional, y ahora parece haberse abierto una caja de Pandora en una región siempre fértil para el conflicto.

Con información de Hamdi Alkhshali, Nechirvan Mando, Helen Regan, Oren Liebermann, Haley Britzky, Natasha Bertrand, Jennifer Hansler y Jonny Hallam.