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Haití

Dentro de Haití: unos pocos afortunados escapan, mientras millones enfrentan el dominio de las pandillas, el hambre y el caos

Por Caitlin Hu, David Culver, Evelio Contreras

Puerto Príncipe, Haití (CNN) –– En una ciudad silenciada por las pandillas, todos escuchan el ruido de un helicóptero sobrevolando en la noche: una breve señal de que alguien muy afortunado ha podido salir de Puerto Príncipe.

CNN pudo aterrizar en la capital de Haití en un helicóptero este viernes, luego de días de planes intermitentes que requirieron planes de seguridad detallados y múltiples niveles de aprobación diplomática. Desde nuestra anterior visita a Haití el mes pasado, la situación se ha deteriorado significativamente. El asediado primer ministro Ariel Henry anunció su decisión de hacerse a un lado, pero no está claro quién llenará el vacío ni cuándo. El prometido Gobierno de transición aún no se ha materializado, y los planes para una fuerza de estabilización encabezada por Kenya están en el limbo.

Por estos días, la gente común y corriente apenas si salen de sus hogares en Puerto Príncipe, donde los enfrentamientos diarios entre la policía y las pandillas generan columnas de humo en el aire y los disparos resuenan en las calles tranquilas. Los bulevares que normalmente estarían llenos de automóviles y vendedores ahora están vacíos, los taxis pintados de la ciudad rara vez van ocupaos.

Puerto Príncipe visto desde un helicóptero el 15 de marzo de 2024. (Evelio Contreras/CNN)

Puerto Príncipe visto desde un helicóptero el 15 de marzo de 2024. (Evelio Contreras/CNN)

Quedan pocos lugares a donde ir. Todas las carreteras que salen de la ciudad están bloqueadas por pandillas, al igual que el acceso al puerto, y el aeropuerto internacional de la ciudad ha sido cerrado: sus paredes están llenas de agujeros de bala. Tampoco entra nada. Las tiendas de comestibles de la ciudad se están quedando sin comida. Las gasolineras se han quedado sin combustible. Los hospitales tienen escasez de reservas de sangre.

La noche de este viernes se escucharon disparos en las colinas de la ciudad. Más abajo, también se estaba llevando a cabo una operación policial en el territorio del famoso líder de una pandilla, Jimmy Cherizier, también conocido como "Barbecue".

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La Organización de las Naciones Unidas trabajan para crear un puente aéreo entre Puerto Príncipe y Santo Domingo, en la vecina República Dominicana, que transportaría suministros vitales a la ciudad. Pero por ahora, lo único que llega a Puerto Príncipe son los helicópteros de evacuación privados, un amargo recordatorio de la enorme desigualdad que ha afectado a Haití durante décadas, donde la mayoría de la gente vive con menos de US$ 4 al día.

Cientos de personas están poniendo sus nombres en listas para huir de Puerto Príncipe por vía aérea, dijeron a CNN varios pilotos: una pequeña clase de extranjeros adinerados y diplomáticos con los recursos y la red para contemplar la posibilidad de alquilar un vuelo privado donde actualmente un solo asiento puede costar más de US$ 10.000.

Los helicópteros se pueden escuchar regularmente por la tarde y temprano en la mañana, dicen los residentes de Puerto Príncipe, con una diferencia audible entre los pequeños helicópteros privados que llegan de la República Dominicana y los helicópteros militares más grandes que se cree que son utilizados por algunas misiones diplomáticas, incluidas las de Estados Unidos.

Sin embargo, no hay cantidad de dinero o planeación que pueda borrar el peligro de volar a través de una zona de guerra, y los pilotos aseguran que son cada vez más cautelosos a la hora de emprender vuelos de evacuación. De un día para otro, nunca está claro cuándo será posible el próximo vuelo.

Dos pilotos le dijeron a CNN que habían escuchado disparos mientras realizaban una evacuación. “Cuando escuchas el ‘ping, ping, ping’ de las balas, no quieres volver a hacerlo”, dijo uno.

"En lo que a mí respecta, toda la ciudad está gobernada por pandillas", dijo otro, mostrando a CNN un mapa de la densa expansión urbana de Puerto Príncipe, y afirmó que no puede predecir de dónde podría provenir el fuego.

Según estimaciones de la ONU, el 80% de Puerto Príncipe está actualmente controlado por pandillas. Haití se vio sumido en una crisis a principios de marzo, cuando las pandillas pidieron la dimisión del primer ministro Henry y su Gobierno. Por primera vez, según fuentes de seguridad, bandas y coaliciones rivales comenzaron a causar estragos coordinados, compartiendo territorio para avances tácticos.

Puerto Príncipe, Haití, el 15 de marzo de 2024. (Evelio Contreras/CNN)

Puerto Príncipe, Haití, el 15 de marzo de 2024. (Evelio Contreras/CNN)

La policía nacional de Haití ha contraatacado con valentía, pero con recursos limitados. No pueden estar en todas partes al mismo tiempo y, a menudo, ellos mismos son el objetivo: varias comisarías de policía han sido atacadas o incendiadas en las últimas dos semanas.

La actual crisis de seguridad de Haití es la más devastadora que ha enfrentado en años: una escalada alguna vez impensable para un país que ha sufrido durante mucho tiempo violencia crónica, crisis políticas y sequía, dejando a unos 5,5 millones de haitianos (aproximadamente la mitad de la población) en necesidad de asistencia humanitaria.

Henry llegó al poder sin ser elegido en 2021, tras el asesinato del entonces presidente de Haití, Jovenel Moïse. Su mandato como primer ministro se ha visto empañado por meses de una espiral de violencia entre pandillas, que se hizo más intensa después de que no pudo celebrar elecciones el mes pasado, diciendo que la inseguridad del país comprometería la votación.

El lunes, en medio de una enorme presión para hacer algo para detener la violencia en Puerto Príncipe, Henry anunció su renuncia. Dijo que entregaría el poder a un consejo de transición. Pero al final de la semana, el consejo aún no se había formado.

Una última esperanza para Puerto Príncipe puede ser el despliegue de tropas extranjeras para reforzar a la policía y enfrentar a las pandillas, en una misión solicitada por Henry, autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU y encabezada por Kenia.

Restaurar la paz en las calles sería el primer paso para permitir que Haití celebre una votación y eventualmente elija un nuevo Gobierno. De hecho, cuando estalló lo peor de la violencia la semana pasada, Henry estaba en Kenia para firmar un acuerdo para enviar 1.000 agentes de policía kenianos a Haití.

Pero a medida que continúa el caos, las esperanzas para la caballería en Puerto Príncipe se están desvaneciendo. Tras el anuncio de la renuncia de Henry, Kenia dijo que el despliegue de sus fuerzas se pospondría, citando la inestabilidad del Gobierno de Haití.