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Análisis

ANÁLISIS | Los rusos están a oscuras sobre el verdadero estado de la guerra debido a la cobertura "orwelliana" de los medios estatales

Por Jill Dougherty

(CNN) -- El desgarrador video se parece a las imágenes que la audiencia en Occidente recibe de la guerra en Ucrania: una abuela, abrigada con una gruesa chaqueta contra el frío, se queda llorando delante de su casa de madera, ahora en llamas por un cohete que cayó en su pueblo. "¡Lo destruyeron todo!", grita. "No queda nada".

Pero este es el canal de televisión controlado por el gobierno de Rusia Rossiya24 y, en este informe, los soldados que atacan su pueblo son ucranianos, no rusos. El corresponsal ruso los llama "nacionalistas". Otros reportajes del canal los llaman "neonazis", "fascistas" o "drogadictos" que utilizan a los civiles como "escudos humanos".

Casi todas las informaciones sobre el conflicto proceden de la región separatista del Donbás, en el este de Ucrania, concretamente de las dos autoproclamadas "repúblicas populares" de Donetsk y Luhansk, entidades principalmente rusoparlantes que Rusia reconoció como estados independientes el 21 de febrero.

Ese fue el detonante de la invasión rusa de Ucrania, que proporcionó a Moscú el pretexto para invadirlas, alegando que no tenía más remedio que "protegerlas" de un ataque inminente por parte de Ucrania, acusación que esta niega rotundamente. Como dice un informe de prensa: "La desnazificación solo era posible con una operación militar".

En las emisiones rusas, la guerra en el resto de Ucrania, la guerra que la mayoría de la gente está presenciando en todo el mundo, se ignora en gran medida: los restos de Mariúpol dejados tras los bombardeos rusos; los esqueletos calcinados de casas y edificios en Járkiv, Chernihiv, Jersón, Zhytomyr y otras ciudades diezmadas por los ataques aéreos rusos; los barrios residenciales de la capital, Kyiv, junto con sus residentes conmocionados y sangrando que huyen de los bombardeos rusos; casi nada de esto se muestra en la televisión rusa.

Cuando se muestra, se culpa, por supuesto, a las tropas ucranianas. Tampoco hay una cobertura precisa de los recientes reveses militares sufridos por el Ejército de Rusia.

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Los reportajes son emotivos, a menudo llenos de acusaciones y amenazas airadas. En uno de los programas de entrevistas más populares de Rusia, el presentador, Vladimir Solovyov, arremete contra Europa y Estados Unidos, y en un momento dado se burla de los informes de los medios de comunicación estadounidenses que afirman que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, supuestamente, no está siendo informado por sus asesores sobre lo que realmente está sucediendo en Ucrania.

"Todavía no saben qué respuestas estamos preparando, no saben hacia dónde va esto, ¡y realmente no les va a gustar, camaradas estadounidenses!".

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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, asiste a una reunión con su homólogo de Azerbaiyán en el Kremlin, el 22 de febrero de 2022.

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Una mujer observa a Putin hablando durante una transmisión televisiva de una reunión del Consejo de Seguridad Nacional sobre el reconocimiento de las autoproclamadas República Popular de Donetsk y la República Popular de Luhansk, el 21 de febrero de 2022.

También Putin ha estado utilizando un lenguaje más crudo y emotivo en sus apariciones televisivas cuando se reúne con su Consejo de Seguridad en debates virtuales tipo Zoom, o en persona, con un miembro de su gabinete sentado en el extremo opuesto de una mesa ridículamente larga, para evitar cualquier posibilidad de contagio de covid.

Occidente tiene un solo objetivo, dijo en un discurso: "la destrucción de Rusia".

"Pero cualquier pueblo, y especialmente el pueblo ruso", aseguró a sus espectadores, "siempre será capaz de distinguir a los verdaderos patriotas de la escoria y los traidores, y simplemente los escupirá, como a un mosquito que se le metió en la boca".

En el cerrado mundo de la propaganda rusa, sin embargo, la alta emotividad no siempre puede compensar la falta de consistencia lógica.

Putin afirma que Ucrania no es realmente un país, sino una parte histórica de Rusia. Los ucranianos y los rusos, tal como lo describió en un tratado incoherente que publicó el verano pasado, son un solo pueblo. Y sin embargo, en la guerra que él mismo ordenó, los rusos están matando a sus "hermanos" ucranianos.

A lo largo de los boletines de noticias hay breves clips de video con el objetivo de fomentar el apoyo al ataque contra Ucrania: jóvenes ansiosos que corren hacia una formación que, desde arriba, deletrea la letra "Z", el símbolo no oficial de la ofensiva rusa contra Ucrania, pintada en casi todos los tanques y vehículos blindados de transporte militar en la zona de guerra, y ocasionalmente, de vuelta en Rusia, pintada con spray en las puertas de los rusos que expresan cualquier oposición a la invasión.

En otro vídeo de "apoyo a la bandera" con citas cortas de personas que parecen rusas normales y corrientes, un hombre dice: "¡Apoyo a nuestro presidente!" Otro proclama: "¡Apoyo plenamente las políticas de nuestro presidente para proteger a nuestro pueblo!" Otro dice en tono oscuro: "No queremos que la OTAN se acerque a nosotros". El último orador implora: "¡Unámonos!"

En un toque orwelliano, el conflicto en Ucrania no tiene otra opción más que llamarse "operación militar especial". Según una ley aprobada el 4 de marzo, es ilegal llamar a la guerra "guerra" o describirla como "ataque" o "invasión". Los infractores pueden ser castigados con hasta 15 años de prisión, al igual que las organizaciones de noticias que difundan todo lo que se considere "fake news" sobre la "operación" o el Ejército de Rusia.

Sencillamente, en los medios de comunicación rusos no se ve ni se oye ninguna opinión contraria a la guerra. Las protestas callejeras contra la guerra que estallaron en toda Rusia en las primeras semanas de los combates, en las que se detuvo o arrestó a más de 15.000 personas, nunca se muestran en la televisión estatal.

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Agentes de policía detienen a un manifestante en el centro de Moscú el 13 de marzo, pero la televisión estatal rusa no muestra ninguna oposición a la guerra.

Bloqueo informativo

El Gobierno de Putin lleva años eliminando metódicamente los medios de comunicación libres de Rusia y, al comenzar la guerra, los dos medios de comunicación independientes que quedaban, TV-Dozhd (TV-Rain) y Echo Moscow Radio, cerraron tras la aprobación de la nueva ley "No digas guerra". Ahora todos los medios de comunicación están controlados por el Gobierno, bien directamente o a través de propietarios afines al Kremlin, y la mayoría de los rusos, con la notable excepción de los jóvenes, obtienen sus noticias e información de la televisión.

Las fuentes de información en línea, como Facebook, Twitter, Instagram y otras plataformas extranjeras de medios sociales han sido bloqueadas. También lo están los medios de comunicación internacionales que emiten en lengua rusa, como la BBC y Radio Free Europe/Radio Liberty.

Este bloqueo informativo parece estar teniendo cierto éxito en convencer a los rusos de que la guerra de su presidente está justificada.
Sometidos a la avalancha de propaganda con mentiras de que los nazis gobiernan Ucrania, que los compatriotas rusos en el Donbás son víctimas de un "genocidio", que la propia Rusia está en peligro mortal de ser atacada por la OTAN, puede ser comprensible que muchos rusos apoyen la guerra.

Una encuesta realizada en marzo por el Centro Levada, un encuestador independiente, sugirió de hecho que las valoraciones de Putin habían subido desde el comienzo de la guerra, con un 83% de los encuestados diciendo que aprobaban al presidente, frente al 69%, en enero. Pero está claro que los sondeos no son necesariamente fiables en un país en el que la gente está sometida a un flujo de propaganda y no se tolera la disidencia.

Los ucranianos sufrirán durante años la destrucción desatada por esta guerra innecesaria. Pero también los rusos sufrirán los efectos de esta despiadada guerra de información emprendida por su propio Gobierno.