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Celebridades

OPINIÓN | Lo que realmente muestra la foto de Kate, princesa de Gales, es a una monarquía en problemas

Por Rosa Prince

Nota del editor: Rosa Prince es editora adjunta de Politico UK. Las opiniones expresadas en esta publicación son suyas. Lee más artículos de opinión aquí.

Londres (CNN) -- Era una encantadora foto del Día de las Madres destinada a asegurarle a una nación ansiosa que todo estaba bien con su amada familia real.

Pero la declaración de Catherine, la princesa de Gales, de que había manipulado torpemente una fotografía que la mostraba posando con sus hijos parece haber enviado a gran parte del público británico a las madrigueras más profundas de las teorías de la conspiración.

Durante semanas, los rumores difamatorios sobre Kate, esposa de un heredero al trono, el príncipe William, y madre de otro, el príncipe George, habían sido relegados a los rincones más oscuros de Internet.

Pero cuando una serie de respetadas agencias fotográficas retiraron la fotografía difundida por el Palacio de Kensington, alegando inquietudes sobre su total autenticidad, los rumores se aceleraron.

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Esta foto sin fecha publicada el domingo 10 de marzo de 2024 por el Palacio de Kensington muestra a Kate, princesa de Gales, con sus hijos, el príncipe Louis, a la izquierda, el príncipe George y la princesa Charlotte. Las zonas circuladas parecen mostrar indicios de una posible manipulación. (Crédito: Palacio de Kensington)

Kate ha estado desaparecida de la esfera pública durante meses, después de una cirugía abdominal planificada a mediados de enero a la que le siguió un largo periodo de convalecencia.

El momento de su retirada resultó inoportuno, ya que el Palacio de Buckingham anunció el mismo día que su suegro, el rey Carlos III, pronto recibiría tratamiento por agrandamiento de la próstata.

Cuando Carlos anunció posteriormente la impactante noticia de que se le había detectado cáncer durante su procedimiento y que él también se retiraría de la vida pública mientras recibía atención médica, el vacío dejado por la ausencia de dos de los miembros más importantes de la realeza se llenó rápidamente de conspiraciones. Teorías sobre Kate.

Gran parte del debate en torno a la ausencia de la princesa se centró en la naturaleza de su dolencia, alimentado por la falta de información del Palacio sobre lo que podría estar padeciendo.

Para muchos, su estancia en el hospital parecía inusualmente larga para una mujer joven y sana (Kate cumplió 42 años poco antes de su operación) y lo mismo se pensaba del periodo de recuperación, que según su portavoz duraría hasta Pascua.

La falta de detalles del Palacio es sintomática de una institución que ha luchado por encontrar un equilibrio entre proteger la privacidad de los miembros de la realeza y brindar la transparencia que exige una democracia moderna.

En una monarquía constitucional, donde los reyes y reinas ejercen poco poder real pero mucho poder blando, la visibilidad lo es todo. Es posible que no puedan aprobar leyes, negociar tratados u ordenar envíos de tropas para la batalla, pero la realeza británica puede abrir supermercados, asistir a estrenos y visitar a los enfermos. Sin eso, como diría Barbie, ¿para qué fueron hechos?

Tras la muerte de Diana, la madre de William, en 1997, los británicos han anhelado tener otra princesa de hadas convincente, aunque menos conflictiva, a quien contemplar en las portadas de las revistas. Kate, con su estilo inmaculado y sus sonrientes hijos, trajo un toque de color y comodidad en un mundo que de otro modo sería problemático: una arena política inestable en la que recientemente hubo tres primeros ministros en el espacio de dos meses, una dura crisis por el elevado costo de vida, una guerra con Rusia en las fronteras de Europa y los acontecimientos en Medio Oriente, que han dividido a muchas comunidades.

Cuando Kate desapareció de la vista, sus futuros súbditos querían —exigían— saber por qué.

Si bien William parece haberse suscrito la máxima de su abuela, la reina Isabel II, que decía que el público no creería que es parte de la realeza si no la ven, su hermano, el príncipe Harry, tiene una visión claramente menos tolerante con el escrutinio público.

La decisión de Harry de alejarse del escenario de la familia real hacia el oeste escapando a California con su esposa Meghan, duquesa de Sussex, redujo aún más el número de miembros de la realeza que los británicos podían contemplar, con su tío el príncipe Andrés también fuera de escena a raíz de la escándalo que involucra su amistad con el pederasta convicto Jeffrey Epstein.

En los 18 meses transcurridos desde la muerte de Isabel, el círculo real ya parecía cada vez más reducido.

La retirada de Carlos y Catherine pareció desencadenar una crisis en la psique británica, un anhelo de monarquía que tal vez pocos comprendieran a nivel intelectual. Para decirlo de otra manera, si la realeza es el opio de las masas, los británicos no estaban dispuestos a dejarlo de golpe.

Mientras los memes #WheresKate eran tendencia en X (anteriormente Twitter) y los comentaristas reales escribían artículos mordaces exigiendo más información, el Palacio mantuvo un silencio brutal.

Hasta este domingo, Día de las Madres, que en Reino Unido se celebra a principios de marzo.

Para deleite de muchos, Kate continuó su tradición del Día de las Madres al publicar una fotografía de ella y sus hijos, George, de 10 años, la princesa Charlotte, de ocho, y el príncipe Louis, de cinco.

“Gracias por sus amables deseos y continuo apoyo”, escribió en un mensaje para acompañar la foto, que supuestamente fue tomada unos días antes por su esposo.

De un solo golpe, parecía que los teóricos de la conspiración habían sido silenciados. Kate parecía sana y radiante.

Sin embargo, la tranquilidad duró sólo unas pocas horas, cuando los editores de fotografías de agencias fotográficas como AP y Reuters detectaron algo que no estaba bien. ¿No parecía extraña la manga de Charlotte? ¿Había algún problema con el patrón del suéter de Louis? Quizás la pista más importante: ¿cómo diablos logró William captar a los tres niños sonriendo al mismo tiempo?

Dado que los fotógrafos profesionales son cada vez más cautelosos sobre el impacto de la Inteligencia Artificial y otras falsificaciones en su profesión, las agencias no se arriesgarían con una imagen manipulada.

Mientras tanto, durante largas horas, el Palacio no emitió ningún comentario. Y así, la nación se sumergía de cabeza en la madriguera del conejo.

En las oficinas y otros lugares de trabajo de todo el país, parecía que todos podían ver la longitud de los dedos de la princesa, la sombra del árbol en el fondo y otros aspectos ahora sospechosos de la fotografía.

Más de 12 horas después, Kate finalmente respondió: “como muchos fotógrafos aficionados, de vez en cuando experimento con la edición”, dijo en las redes sociales. "Quería expresar mis disculpas por cualquier confusión que haya causado la fotografía familiar que compartimos ayer".

El problema para la realeza: cuando la confusión se combina con la conspiración, la narrativa es difícil de controlar.