(CNN) -- Cuando la pandemia aplastó a la economía de Estados Unidos la primavera boreal pasada, los aserraderos cerraron la producción de madera para prepararse para una caída de la vivienda. La depresión nunca llegó y ahora no hay suficiente madera para alimentar el mercado inmobiliario al rojo vivo.
La escasez está retrasando la construcción de nuevas viviendas muy necesarias, complicando las renovaciones de las existentes y causando conmoción a los compradores en lo que ya era un mercado abrasador.