Israel comenzará a administrar una cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus a personas con sistemas inmunitarios deprimidos a partir del viernes.
La decisión del director general del Ministerio de Salud, Nachman Ash, de poner una cuarta dosis a disposición de cualquier persona de 60 años en adelante, así como del personal médico, sigue en suspenso, a pesar de que el primer ministro Naftali Bennett lo dio por hecho la semana pasada.
En respuesta al anuncio del jueves por la noche, Bennett dijo en un comunicado: "Israel liderará la administración de una cuarta vacuna al pueblo israelí. La estrategia de Israel para superar a ómicron está clara: cuanto mayor sea la ola, mayor será la protección que necesitaremos para superarla".
Ese mensaje más moderado contrasta con la respuesta casi festiva del primer ministro momentos después de que el panel de expertos en coronavirus anunciara su recomendación inicial para que se hiciera un mayor despliegue de la cuarta dosis.
"Es una noticia maravillosa (...) el Estado de Israel sigue estando a la vanguardia del esfuerzo mundial para hacer frente a la pandemia (...) Hago un llamamiento a todos los que cumplen los criterios que los miembros del comité han establecido: Vayan y vacúnense", había dicho en una declaración el 21 de diciembre.
Un poco de contexto: desde esa recomendación de la semana pasada, Ash ha estado sopesando el consejo de sus expertos en coronavirus (a favor de una cuarta dosis) con los datos de Sudáfrica y el Reino Unido sobre la gravedad de la variante ómicron.
Su toma de decisión también tiene lugar sabiendo que el gobierno israelí está desesperado por evitar cualquier confinamiento y ha hecho de la vacunación la prioridad absoluta de su política para hacer frente a la pandemia.
En una segunda decisión tomada el jueves, Ash aprobó acortar el intervalo entre la segunda y la tercera dosis de cinco a tres meses porque, "a la luz de la ola de ómicron, la necesidad de elevar el nivel de inmunidad de toda la población está creciendo lo más rápido posible".
El número de casos nuevos sigue creciendo vertiginosamente en Israel: el miércoles superó los 4.000, más de cinco veces la cifra de hace dos semanas.